Domingo, día 1 del confinamiento. Los jugadores del CD Castellón, tras entrenar aún en Castalia el sábado por la mañana, afrontaban las primeras horas del confinamiento casi absoluto, motivado por la expansión del coronavirus. Desde la reunión de urgencia del jueves, los futbolistas albinegros ya han ido preparándose para lo que se avecinaba, dejar de entrenar en grupo, pero las consecuencias del real decreto motivado por el estado de alarma, así como las primeras respuestas policiales ante quienes aún se aventuraban a practicar deporte al aire libre y/o en zonas comunes, reduce de manera drástica su margen de maniobra durante los al menos 15 días que durará esta inédita cuarentena.

Los jugadores del Castellón no son los de un gran club de Primera, que posee amplios domicilios con gimnasios como los que nos podemos encontrar a la vuelta de la esquina, piscinas, canchas de fútbol, baloncesto, tenis o pádel... En definitiva, no disponen de muchos metros cuadrados a la hora de mantener su forma. Toca tirar de ingenio y aprovechar las dimensiones del domicilio -en algún caso, con pequeños jardines o patios privados-, para seguir las directrices del plan de trabajo elaborado, de forma excepcional, por Elías Martí, segundo de abordo en el cuerpo técnico del Castellón.

El utillaje deseado

«Les hemos dicho a aquellos que tengan cintas para correr, bicicletas estáticas..., que las utilicen», explican. Este tipo de maquinaria, a día de hoy, es la más apreciada para el futbolista terrenal, proporcionando al usuario lo más parecido a las condiciones de trabajo más habitual, aunque nunca será lo mismo para alguien que está acostumbrado a realizar su labor en espacios abiertos: en un terreno de juego que supera los 100 metros de largo y los 50 de ancho.

Por lo demás, habrá que recurrir a la imaginación y, con el material disponible en casa, hacer más llevaderos los ejercicios con el fin de perder la condición física lo menos posible. Una especie de pretemporada a caballo entre el final del invierno y el principio de la primavera, que los jugadores deben plantearse con el mismo rigor «como si fueran las tres o cuatro semanas de vacaciones de verano».

No solo lo físico

El cuerpo técnico del Castellón irá suministrando material videográfico a los jugadores. Un material que contendrá resúmenes de partidos de esta temporada con análisis igualmente individualizados «para corregir errores», señala Martí. Él, junto a Óscar Cano y el resto de miembros de la dirección deportiva, también tiene deberes: profundizar en la disección de los rivales y, por qué no, incluso recopilar información, siendo optimistas cara a la disputa, por parte de los albinegros, de la próxima fase de ascenso.

El factor psicológico

Si el obligado confinamiento afecta a una persona normal desde el punto de vista mental, más aún en un deportista profesional, para quien una movilidad reducida puede provocar cambios en el comportamiento e, incluso, problemas psicológicos. «Es algo que nos preocupa», admite Martí. «Les hemos dicho que se preparen para volver a competir, con una elevada carga de partidos, desde el mismo momento en el que volvamos a juntarnos», refuerza el segundo entrenador del Castellón quien, eso sí, matiza que estas draconianas medidas pueden prolongarse más allá de los 15 días y que el obligado reposo detenga la actividad futbolística durante muchas más semanas.