Muchas son las cuestiones que están en el aire y que posiblemente nunca saldrán a escena. Pero lo cierto es que el Movistar, uno de los mejores equipos del mundo para carreras de tres semanas como La Vuelta, no sale de un lío para meterse en otro, primero en el Tour y ahora en la ronda española. Y esta es la realidad que acompaña a la escuadra que el año que viene, una vez liberado de Nairo Quintana —ayer se hizo oficial su marcha al Arkea—, tendrá a los dos mejores españoles de futuro, Marc Soler y Enric Mas, para compartir la jefatura con Valverde.

Soler sorprendió al mundo ciclista el año pasado cuando con 24 años ganó la París-Niza. Un año antes, en el 2017, Valverde se maravilló con él tras su formidable actuación en la Volta donde acabó en tercera posición por detrás del campeón del mundo y de Alberto Contador. «Ganará lo que se proponga», dijo el murciano.

Y el domingo lo que Soler se proponía era ganar la gran etapa de montaña diseñada en Andorra, donde vive y por cuyo trazado había estado entrenando desde que terminó el Tour. «Hasta cuatro veces en un mismo día había hecho para memorizarlo el tramo sin asfaltar que había antes del ascenso final», explica una persona que lo conoce muy bien. Pero a menos de cuatro kilómetros para la cima, cuando iba en primera posición y en solitario, fue obligado a levantar el pie al recibir en el auricular la orden de que esperase a Quintana, que se puso líder e iba por detrás. Soler comenzó a protestar por ello.

Ayer fue obligado a rectificar en público. «Quiero pedir disculpas por el calentón que tuve. No volverá a pasar. En frío, te arrepientes». Pero, a la vez, se llevó una reprimenda de Pablo Lastras, uno de sus directores, ante los medios de comunicación. «Hay que obedecer. Soler no iba a ganar la etapa. Iba a ayudar a Quintana. Tiene que escuchar».

La versión oficial hablaba ayer de que Soler, tras perder casi 10 minutos en la segunda etapa, recibió la orden de olvidarse de llevar cualquier galón y que si se había fugado era para servir de puente a sus jefes de fila. La oficiosa cita a Soler como el ciclista al que se fue animando día a día, para que volviera a resituarse en La Vuelta, preparando una victoria en Andorra.