El aeroclub de Castellón se convertirá esta semana por cuarta vez en la sede del Campeonato del Mundo de vuelo de precisión, lo que demuestra la apuesta que se hace en la capital de la Plana por acoger pruebas deportivas de aviación y que ha provocado que la instalación tenga desde el 2008 el Diploma de Honor de la Federación Aeronáutica Internacional (FAI). Serán seis intensas jornadas, en las que los participantes lucharán por convertirse en campeones del mundo.

Se trata de una competición muy atractiva para los aficionados, en la que los pilotos deben mostrar todos sus conocimientos, y que dio ayer el pistoletazo de inicio con la ceremonia de apertura y la presentación del evento, que tuvo lugar en el mismo aeroclub de Castellón, con la presencia de la totalidad de los participantes, que ya llevan varios días en la capital de la Plana con la intención de adaptarse a la zona para que les vaya lo mejor posible en este Mundial.

Y es que la cita, de gran importancia para Castelló y su provincia, contará con la presencia de más de 100 participantes, llegados de 14 países, entre tripulaciones, jueces, jefes de equipo y familias. Todos estos pasarán un total de dos semanas en la provincia para poder realizar tanto los entrenamientos de navegación y toma de precisión, y sus correspondientes pruebas. Esto ha llegado a ser un impulso en el Grau tanto en reservas hoteleras como en restauración, tanto ahora como en los meses previos, con los equipos que han venido a realizar sus entrenamientos.

Tres secciones / Esta especialidad deportiva consta de tres secciones. En primer lugar hay una prueba teórica de planificación de vuelo, en la que el competidor elabora una ruta en la que tiene que calcular la distancia, la velocidad de avance, el tiempo y el rumbo de cada tramo en función de una velocidad aérea constante y un factor de viento determinado, sin la posibilidad de utilizar calculadoras científicas o de aviación. Las penalizaciones se asignan por cada cálculo incorrecto de tiempo o título.

La segunda sección es una prueba de vuelo, en la que los pilotos vuelan por una pista a una velocidad nominada. Estos también tienen que identificar fotografías y marcadores de tierra a lo largo de la ruta.

Finalmente, está la sección de aterrizaje donde el piloto tiene que realizar cuatro aterrizajes desde 1.000 pies en la dirección del viento. Dos de estos son deslizamientos y los otros dos son acercamientos eléctricos. Los pilotos apuntan a una franja de dos metros de profundidad pintada en la pista. Las penalizaciones se otorgan por cada metro largo o corto fuera de la línea.