"Un día me regaló una camiseta y me puso 'Trinche, vos fuiste mejor que yo', lo único que le pude contestar es 'Diego, ahora puedo partir tranquilo, vos fuiste lo más grande que vi en mi vida'", le dijo alguna vez Tomás Felipe Carlovich a Maradona. Al Trinche le llegó la hora y partió. Su muerte, a los 74 años como consecuencia de una grave enfermedad, ha impactado al mundo futbolístico argentino, y especial a los rosarinos, la ciudad de Leo Messi. Para ellos, especialmente, Carlovich fue mejor que todos, incluso el astro del Barcelona, aunque su estampa nunca se paseó por las canchas de la primera liga. El Trinche fue un mito. Todos en Rosario dicen haberlo visto alguna vez. Nunca falta alguien que prodigara su regate e inventiva, los caños, la zurda inigualable, su condición de elegido que rechazaba entrenarse y los rigores la vida profesional.

César Luis Menotti y Jorge Valdano, otros dos rosarinos ilustres para el fútbol, fueron algunos de los propagadores de esa leyenda en estado puro. "Parecía que la pelota lo llevaba a él. Una pelota inteligente, que disfrutaba de ser bien tratada", lo definió el primero, tan entusiasta que una vez quiso llevarlo al seleccionado en sus años de entrenador. Pero Carlovich faltó a la cita y, ha contado Menotti, le dijeron que se había ido a pescar.

Hasta hoy unos dicen que era un bebedor empedernido. Otros niegan que haya sido un habitante de la noche y la disipación. El punto de convergencia de los apologistas es un partido, el 17 de abril de 1974. Ese día, la selección Argentina que se preparaba para el Mundial de 1974 y era dirigida por Vladislao "el Polaco" Cap, disputó un amistoso contra un combinado rosarino. Entre ellos estaba el joven Mario Kempes, destinado a ser una figura central de Argentina. Pero esa vez se habló de un jugador ignoto procedente de Central Córdoba. Era el Trinche.

Carlovich fue la figura. "Qué baile", dijo la prensa rosarina. Su zurda desconcertó a los rivales experimentados. Hasta Cap se quedó con la boca abierta. ¿De dónde venía ese grandote capaz de sacarse de encima a todos los que trataban de robarle el balón? "Debe viajar a Alemania", le pidieron al entrenador de la selección. El Trinche ni se movio de Central Córdoba, de la tercera división. Se lo ha comparado con Juan Román Riquelme o Fernando Redondo. Sin embargo los "carlovichistas" más enfáticos consideran que aquel jugador no admite semejanzas. Y como no existen filmaciones de la época solo los entusiastas testigos o aquellos que se basan en sus relatos quedan como prueba de una verdad irrefutable: era insuperable. Se ha dicho que pudo jugar en el Cosmos norteamericano pero Pelé no lo quiso. Hasta él se ha adueñado del rumor.

Jugó en la provincia de Mendoza, pero siempre en las ligas menores. Se retiró a mediados de los ochenta, a los 37 años, sin pena pero con gloria. En 1993, cuando Messi no había cumplido siete años, Maradona vistió la camiseta de Newell's Old Boys en 1993: "Yo creía que era el mejor, pero desde que llegué a Rosario escuché maravillas de un tal Carlovich, así que ya no sé", dijo Diego. Cuando lo conoció le regaló su casaca. "Al Trinche, que fue mejor que yo", escribió. Maradona seguramente tampoco lo había visto jugar. También el mejor de todos había sido capturado por el mito.