La eliminatoria de Europa League entre el Villarreal y el Liverpool puede haber asistido al inicio de una rivalidad en los banquillos. Quizás no a la altura de los tensos episodios vividos entre Guardiola y Mourinho en sus respectivas etapas en el Barça y el Madrid, y, por supuesto, sin llegar a los extremos de mal gusto del último sonado choque de entrenadores en el Calcio. “Me llamó maricón”, denunció Mancini (Inter) al míster del Nápoles, Sarri, el pasado mes de enero, un episodio de supuesta homofobia que tuvo mucha repercusión en Italia.

Lo que está claro es que después de lo sucedido en el Madrigal y, sobre todo, Anfield, costará que Marcelino y Jürgen Klopp sean amigos. El encuentro de vuelta en Liverpool fue una continuación mucho más cruenta de los primeros encontronazos entre ambos, la pasada semana en el Madrigal. Entonces, el asunto pasó de puntillas en las declaraciones posteriores en sala de prensa. Ayer no.

Al alemán parece no gustarle la intensidad con la que el entrenador del Submarino vive los partidos en la banda. Pasional, gesticulante, emocional… Como en Vila-real, Klopp volvió a dedicar gestos evidentes a Marcelino, reclamándole silencio. En algún momento José Javier Jiménez, el manager team del Villarreal en la Europa League, tuvo que separar a los dos técnicos para evitar males mayores.

El cruce de declaraciones final ya lo conocemos. A Klopp no le gustaría ser “ni un segundo” Marcelino; y viceversa. Entre los dos hay respeto y reconocimiento profesional. Cero feeling. H