Novak Djokovic y Rafael Nadal figuran entre los preinscritos del Masters 1.000 de Cincinnati que este año se disputará en las mismas instalaciones del Abierto de Estados Unidos en Nueva York a partir del 20 de agosto y que supondrá el regreso del tenis en el circuito ATP.

A pesar de que los dos tenistas no parecían dispuestos a viajar a los Estados Unidos por la pandemia del coronavirus finlmente se han inscrito en el torneo en una lista en la que aparecen también Dominic Thiem (número 3 mundial), Daniil Medvedev (campeón del año pasado), Stefanos Tsitsipas, Alexander Zverev, Matteo Berrettini, David Goffin, Roberto Bautista, Diego Schwartzman y Grigor Dimitrov, entre los más destacados.

Tanto Nadal como Djokovic no han confirmado su presencia oficialmente pero su inscripción es un signo positivo para los organizadores del torneo que, en la categoría femenina, también han recibido la inscripción de Serena Williams. Durante estas últimas semanas Nadal había estado entrenando en tierra en su academia de Manacor y eso parecía que descartaba la posiblidad de jugar en Estados Unidos.

LA CUARENTENA, EL PROBLEMA

A pesar de su inscripción, Nadal no decidirá si viaja a Estados Unidos para participar en la gira americana hasta días antes y tras conocer realmente la situación sanitaria en Nueva York y el protocolo que deberá seguir para jugar el Abierto de Estados Unidos (31 de agosto) donde defiende el título. El gran problema para los tenistas estriba en la obligación de tener que pasar una cuarentena. Una situación complicada para volver después a Europa y poder participar en la gira de tierra que comenzará con el Masters 1.000 de Madrid, al día siguiente de la final de Flushing Meadows.

Si hay una cuarentena cuando los jugadores vuelvan de Estados Unidos, eso significa que será imposible jugar en Madrid y Roma. Y si no pueden jugar estos torneos debido la cuarentena, eso significa que pasarán dos semanas sin hacer nada en una habitación de hotel justo antes de embarcarse en un Grand Slam en tierra batida. Me parece una locura", valoraba Patrick Mouratoglou, entrenador de Serena Williams.

La situación sanitaria en Nueva York parece que está mejorando y la federación americana de tenis ha montado una auténtica burbuja de protección para organizar sus dos torneos con un protocolo de medidas drásticas en las instaliaciones, sin público en las gradas y con los jugadores concentrados en dos hoteles de Nueva York. Pero, a pesar de eso, los tenistas tampoco saben si podrán desplazarse a Estados Unidos y si les permitirán la entrada, según del país del que vengan.