Debía ser un día de perros para Rafael Nadal y se quedó en un simple día de aburrida lluvia en Río. El tenis, al menos en estos Juegos, es un deporte expuesto a las condiciones meteorológicas, y eso fue lo que salvó, de alguna manera, al campeonísimo español, que debía afrontar un miércoles de pasión que se quedó en miércoles de ceniza, el color del encapotado cielo que no dio tregua en el Centro Olímpico de Tenis de Barra de Tijuca.

La ambición del tenista mallorquín por dejar huella en los Juegos -una de sus competiciones preferidas, a tenor de las repetidas manifestaciones de amor que está realizando en Brasil- le había llevado a un callejón de difícil salida, hasta el punto de que en una jornada se le habían acumulado tres partidos en distintas modalidades, algo muy inusual, por no decir inédito, en un torneo de tenis. Nadal abandera no solo a la delegación española, sino a la 'armada' del tenis, y sigue con vida en individuales y dobles, además de tener que debutar también en el doble mixto como compañero deGarbiñe Muguruza.

Así que, según la programación discutible de la organización, Nadal tenía este miércoles turno para jugar los octavos de final individuales ante el francés Gilles Simon, la semifinal de dobles (junto a Marc Lopez) ante los canadienses Daniel Nestor y Vasek Pospisil -en busca de asegurar el oro o la plata- y, finalmente, si quedaba espacio, para disputar la primera ronda de mixtos frente a los checos Lucie Hradecka y Radek Stepanek. Una modalidad en la que el número 5 del mundo, junto con la 4 femenina (Muguruza), tiene muchas posibilidades de brillar, ya que dos victorias garantizan estar en semifinales.

"No entiendo las prisas de la organización para programar la final de dobles para el viernes, cuando el tenis se prolonga en estos Juegos hasta el domingo. Deberían haber dado más espacio y esponjar así el calendario", se quejó Nadal nada más ganar el partido frente a los austriacos Marach y Peya y pasar a las semifinales de dobles.

HALAGOS Y CRÍTICAS

Nadal está jugando en Río con la muñeca izquierda convaleciente, en un esfuerzo que le puede pasar factura con tal sobrecarga de partidos. "Para mí, lo más importante no ha sido volver a ganar, sino el simple hecho de estar aquí. Un deportista no tiene muchas oportunidades de estar en unos Juegos, y yo ya me perdí los de Londres hace cuatro años. Así que estoy disfrutando mucho jugando y viviendo estos de Río, lo estoy haciendo con una enorme emoción", asegura.

Pese a estos halagos, el tenista no se ha callado las cosas que, en comparación con el circuito superprofesionalziado en el que juega todo el año, no ha encontrado correctas. El primer día se quejó de la colocación del marcador electrónico en la pista número 1, demasiado centrado y brillante, lo que le impedía ver las bolas que llegaban de ese lado. Al día siguiente no entendió que los focos brillaran con esplendor en pleno día, lo que dificultaba su visión. Y en la tercera jornada criticó la congestión de partidos, que le afecta directamente a él.

Nadal estaba pendiente de la anulación total de una jornada en la que había programados 26 partidos, con participación española en seis de ellos. Pero, si la lluvia no amaina, el problema de la congestión no se resolverá; solo se aplazará.