Sus golpes sonaban fuertes y secos. La bola saltaba viva y corría sobre la pista como le gusta a Rafael Nadal. Eran los mejores ingredientes para una buena cocción en el horno que ayer era la remozada Philippe Chatrier, a 31 grados de temperatura. Y sobre ella el chef Nadal cocinó un buen asado sin prisas pero sin pausa para conseguir la 90 victoria en Roland Garros ante el debutante argentino Juan Ignacio Londero (78 mundial) por 6-3, 6-2 y 6-3 y regalarse un año más en París para celebrar su 33 aniversario. Nadal estará en cuartos de final por decimotercera vez desde su debut en el 2005 cuando ganó el primero de sus 11 títulos.

«Quien podía imaginar con 18 años que con 33 seguiría aquí», decía feliz, pero consciente de que mañana empieza el torneo de verdad camino hacia la final del 10 de junio, objetivo para el que trabaja, aunque se niegue a verbalizarlo. Su próximo rival será un viejo conocido, el japonés Kei Nishikori (10 victorias, 2 derrotas) o el talentoso pero a la vez irregular tenista francés Benoit Paire (4-0), que hoy deberán acabar un partido suspendido por falta de luz con un marcador de 2-1 sets favorable al nipón.

Ante Londero recuperó las sensaciones quizás perdidas con el set que le arrebató Goffin en tercera ronda. «Lo mejor es seguir en París y haber ganado cuatro partidos. Ahora toca incrementar el nivel, apretar», decía.

Nadal celebrará años hoy pero no será el más viejo que sigue en Roland Garros. Roger Federer, cumplidos los 37 años, también se regaló su presencia en París la última semana, como si el tiempo se hubiera detenido para él. El exnúmero 1, campeón en el 2009, ganó al también argentino Leonardo Mayer por 6-2, 6-3 y 6-3, para estar entre los ocho candidatos al título. Mañana le espera un viejo amigo, Stan Wawrinka, el hombre que envió a casa en el 2015 que también presenta su candidatura veterana (tiene 34 años) después de imponerse en 5 horas y 9 minutos, el partido más largo del torneo por el momento, al griego Stefano Tsitsipas por 7-6 (8), 5-7, 6-4, 3-6 y 8-6.

Parecía que en el cuadro femenino Garbiñe Muguruza podría acompañar a Nadal en su fiesta esta semana pero Sloane Stephens le cortó de golpe sus ilusiones de luchar por ese título que levantó en el 2016 y la apartó de la ruta al vencerla por 6-4 y 6-3.

La salida a la pista de Muguruza no hacía pensar en el resultado final. La hispanovenezolana tuvo una salida contundente a la Philippe Chatrier que había dejado libre Nadal hacía pocos minutos. En cuatro minutos Muguruza dominaba 2-0 con contundencia y agresividad. Aún pudo aumentar la ventaja en el tercer juego, pero desperdició cinco break points en una batalla de más de 10 minutos con Stephens.

Salvar esa situación permitió a la estadounidense tranquilizarse, todo lo contrario que Muguruza, que entró en un bucle negativo del que ya no supo salir. Stephens, finalista el año pasado, se mostró paciente y sólida para tumbar a la hispanovenezolana en 1 hora y 40 minutos.

«La derrota duele. Me había preparado bien y mi deseo era máximo. Tengo el nivel, me faltan tres detalles», comentó Muguruza con los ojos enrojecidos por la decepción de una derrota que la lleva al puesto 24 del mundo. «Saldré de ahí si sigo trabajando, como ahora», concluyó.