Un sol brillante, 28 grados de temperatura y bola viva, cómo le gusta a Rafael Nadal. Las mejores condiciones. Y no las desaprovechó el número 1 mundial que voló sobre la central Rod Laver Arena para acceder a los octavos de final del Abierto de Australia con una exhibición de juego ante Pablo Carreño al que se ha impuso por 6-1, 6-2 y 6-4.

En 1 hora y 38 minutos, Nadal desvaneció las dudas que podía tener tras sus dos primeros partidos en Melbourne ante el boliviano Hugo Dellin y el argentino Federico Delbonis. La estadística de partido no dejaba dudas del cambio de juego de Nadal y Carreño pagó las consecuencias. Solo 7 errores no forzados, 42 golpes ganadores, un 88% de puntos con el primer saque, de ellos 9 aces y sin ningún punto de break en contra.

Un partido perfecto desde el primer punto en juego en el que Nadal rompió el servicio de Carreño para poner la directa y decidirlo en media hora, cediendo solo un juego. Uno más dejó escapar en la segunda manga y otros cuatro en el tercer y deinitivo set ante un Carreño que se marchó de la pista sin saber tampoco que había hecho mal. El tenista asturiano quiso jugarle de tú a tú a Nadal. Le planteó un pulso valiente pero se encontró con el Nadal de las grandes citas.

Martillo implacable

El número 1 le aguantaba y le ganaba casi todos los rallis de fondo. Si Carreño pegaba duro, Nadal respondía con más fuerza y más precisión. Su derecha fue un martillo implacable en el paralelo y en el cruzado, igual que con el revés. Con el servicio solo perdió 8 puntos en todo el partido y con el resto le rompió cinco veces el servicio al asturiano. Una exhibición.

Nadal se enfrentará en la próxima ronda, el lunes, al vencedor del partido entre el ídolo local Nick Kyrgios y el ruso Karen Khachanov, que jugaban este sábado en la jornada nocturna.