Juan Carlos Navarro cerró ayer su etapa en la selección después de 16 años de éxitos. Aquel chico que ya deslumbró con su descaro cuando debutó en el Palau, con 17 años, de la mano de Joan Montes, anotando 10 puntos en 11 minutos contra el Granada, tiene ahora 37, y una carrera descomunal a sus espaldas, con una decena de medallas de primer nivel. El capitán de la selección y del Barça dijo adiós a lo grande, colgándose una medalla de bronce junto a algunos de sus grandes amigos, como Pau y Marc Gasol, como Ricky Rubio, como Sergio Rodríguez, con los que ha construido un legado que perdurará.

"Me voy muy orgulloso de acabar mi carrera en la selección con esta medalla y demostrando que somos un equipo ganador", admitió Navarro, centro de atención de una medalla por la carga emocional, más allá de su aportación en el partido (2 puntos, 4 rebotes en 17 minutos).

"Quien a día de hoy no entiende la grandeza de Navarro, no puede entender la grandeza de este equipo", remarcó el seleccionador Sergio Scariolo. "Navarro es una leyenda viva que nos ha inspirado, nos ha apoyado, nos ha hecho ganar y es el pegamento de este grupo. Espero que este efecto, ahora que él se va, pueda repartirse. Hay jugadores con carácter y personalidad pero le voy a echar mucho de menos", añadió el técnico italiano, con una valoración que también compartió Marc Gasol. "Le he dicho que lo queremos y ya está. Lo vamos a echar mucho de menos".

Pau: "Todo tiene fecha de caducidad, veremos la mía"

Pau Gasol se abrazó emocionado a su amigo, pero no quiso olvidar a otros, en el adiós del gan capitán. "No queríamos que se fuera sin bronce", aclaró el pívot de los Spurs. "Queríamos ganar por él, pero también por Sergi Llull, por los que no han podido estar por uno u otro motivo. Por los que llevamos muchos años dándolo todo. Creo que había miles de razones para ganar esa medalla", apuntó y siguió sin mojarse acerca de su futuro. "Todo tiene una fecha de caducidad, veremos cuál es la mía. Pero me encuentro bien, creo que he hecho otro buen campeonato y me voy contento".

Navarro admitió que resultó un día extraño, "con una mezcla de alegría y tristeza". En las gradas estuvo presente su mujer Vanessa. Pero fueron decenas los mensajes que le llegaron en su adiós. "Fueron muy especiales los de mis hijas", confesó. "Son muchos los recuerdos que me llevo. Seguramente si me dijeran un momento sería el Mundial de Japón en el 2006, pero en cada torneo, he podido aprender y llevarme experiencias".

El récord de internacionalidades

Navarro se va superando el récord de presencias en la selección de Epi y dejando una cifra que será muy difícil de igualar, aunque no pudo celebrarlo como quería, porque coincidió con la grave lesión de Sergio Llull. Pero su huella perdurará para siempre. No solo por el tiempo que ha estado en el equipo, desde su debut en un amistoso en noviembre de 1999, aunque a nivel oficial se estrenó en los Juegos de Sydney. También por haber llevado un ciclo triunfal muy difícil de repetir.

Cuando se habla de Navarro por fuerza surge la referencia al Eurobasket del 2011. La suya ha sido una carrrera espléndida. Llena de momentos mágicos. Pero Lituania fue su cénit. Estuvo imparable. En un estado de gracia único, que le llevó a promediar 29,3 puntos de media anotadora en la fase final. Resultó una fuerza imparable para Eslovenia en cuartos (26 puntos), Macedonia (35 puntos) y, sobre todo, para Francia en la final.

"La semifinal frente a Macedonia fue insuperable", admite su compañero en la selección, Fernando San Emeterio. En aquel encuentro acabó con 35 puntos (8 de 14 en tiros de dos, 5 de 9 en triples), 19 anotados en los 10 minutos arrolladores del tercer cuarto.