Un amistoso puede dar para mucho. A Neymar, el disputado ayer contra Japón en la ciudad francesa de Lille (cómoda victoria de Brasil por 3-1) le dio para marcar un penalti, fallar otro, recibir mil patadas (y sin embargo ver una amarilla por dar una colleja) y acabar llorando en la sala de prensa tras desmentir que se lleve mal con Unai Emery.

«Inventan un montón de historias que no son verdad. Dicen que me llevo mal con Cavani, con mi entrenador... Es todo lo contrario: vine al PSG con su aval. Vine porque quise y no me siento a gusto con esas invenciones porque soy feliz», protestó Ney, que se emocionó escuchando la defensa de Tite, su seleccionador.

Tite fue sincero: «Puedo hablar de su carácter, de su grandeza en el vestuario. Somos seres humanos, a veces sufrimos faltas y reaccionamos de forma equivocada. Neymar debe controlarse».