El Deportivo se aprovechó de la peor versión de rombo de Calleja. El Villarreal ofreció, posiblemente, el partido más flojo de la etapa del nuevo técnico y no se puede discutir lo más mínimo la justicia del reparto de puntos en el Estadio de la Cerámica en su primera partido del 2018.

Los amarillos jugaron solo a ráfagas, no funcionaron bien como equipo y dieron la sensación de que durante muchos momentos del partido se emplearon con un par de marchas menos. Y en Primera División eso se paga caro. Andone dejó todavía más helado La Cerámica con un remate de cabeza a centro de Sidnei, un defensa central que salió desde su propio campo sin encontrar obstáculos, ni nadie que le impidiese centrar al segundo palo para que el delantero de origen rumano, que salió de la cantera del Villarreal por la puerta de atrás, conectara un magnífico remate de cabeza que sorprendió a Asenjo.

El Deportivo había tuteado hasta entonces a su rival y había sido incluso mejor que él en varias fases del choque. Pero el Villarreal dejó pocos picos de rendimiento superior al 75% ante los gallegos y también dejó muy poco fútbol. No se echó de menos a Cédric Bakambu; se echó de menos al Villarreal. Y volaron dos puntos muy importantes, y más teniendo en cuenta el calendario inmediato y los resultados conseguidos por los rivales directos.

UNA CUESTIÓN DE TALENTO // El Villarreal sobrevivió gracias a su incuestionable calidad en la primera parte. El talento fue el elemento diferencial entre el Submarino y un Depor muy venido a menos. Sí, porque los gallegos dispusieron de más ocasiones y llevaron en bastantes minutos la iniciativa ante un Villarreal menos intenso, más irregular y también un tanto impreciso y con una acumulación de descenso de rendimientos individuales que disminuyeron su brillo colectivo.

El Deportivo se mostró más pujante, incisivo y vertical durante los primeros 25 minutos, con buenas llegadas por las bandas y con Andone convertido en un elemento desequilibrante. El delantero criado en Vinaròs volvió a estar sobremotivado como siempre que visita Vila-real, como queriendo demostrar a todo el mundo que en la casa grogueta se equivocaron con su despido.

Calleja volvió a echar mano de Raba, en detrimento de Denis Cheryshev, quien parece relegado a un papel secundario con el nuevo técnico, y cambió a Bakambu por el turco Enes Ünal, formando pareja con Bacca, con la atenta mirada del nuevo fichaje Roger Martínez desde el palco.

Los gallegos disfrutaron de una ocasión de esas que casi saltan al marcador por inercia, pero Albentosa exhibió más maneras de central —su posición—, que de delantero y mandó el balón fuera.

El Deportivo dio más sustos de los esperados y marcó el tempo del juego hasta que el Villarreal despertó y se puso a la faena. Le hizo falta muy poco para ver puerta. Pero todo es mucho más sencillo cuando se tiene calidad y talento… y contigo juega Pablo Fornals. El centrocampista castellonense es el interruptor que conecta los focos que iluminan la senda hacia la portería rival.

UN JUGADOR DIFERENCIAL // No en vano, después de Messidios, el 8 groguet es el jugador con mejor visión y participación en la finalización de las jugadas en gol de LaLiga. Y otra vez su facilidad para buscar la rendija, por pequeña que esta sea, en el muro defensivo del rival. Fornals habilitó a Carlos Bacca y el colombiano asistió a Ünal, quien solo tuvo que empujarla a la red a dos metros de la línea de meta. El turco, que regresa tras su cesión al Levante, celebró así con un gol su regreso al conjunto amarillo.

El Villarreal se ponía por delante en el marcador en un partido que se le había puesto muy complicado. El gol levantó a los de Javier Calleja durante unos minutos, pero la calidad rescató de nuevo al Submarino. En este caso, la de Sergio Asenjo, quien evitó el empate antes del descanso.

El Villarreal regresó al campo en la segunda parte con un poco más de ritmo y más enchufado, pero volvió a la irregularidad y se dejó llevar por una especie de pecado de autosuficiencia complaciente que acabó pagando muy caro. El Deportivo, por contra, no arrojó nunca la toalla consciente de su necesidad de puntos. Se lo ganó a golpe de poner los codos en la mesa, como el estudiante con menos cualidades, pero que acaba cumpliendo sus objetivos por tesón y fuerza de voluntad.

Solo funcionó el rombo de Calleja a ramalazos cuando sus cuatro genios frotaron con un poco de fuerza la lámpara. Fornals, Samu Castillejo, Rodri y Raba estaban más en contacto con el balón y el Deportivo se desconectó. Asenjo vivía plácidamente el partido hasta que el Villarreal volvió a dejarse llevar y a perderle el respeto al partido. El Deportivo, casi sin quererlo, se veía con opciones de sacar algo positivo del Estadio de la Cerámica. Y Asenjo salvaba al Submarino de nuevo. Pero como el manido refrán de la fuente, al final el cántaro se rompió en mil pedazos con un preciso remate de cabeza de Andone, levantándose y marcando los tiempos en el salto y llevando el balón a la red previo golpeo a la madera.

SE QUEDÓ SIN TIEMPO // El Villarreal intentó solucionar en cinco minutos lo que no había ni tan siquiera intentando en muchos compases de partido que convirtió en los de la basura de forma pusilánime. Otra vez quiso echar mano del talento de Pablo Fornals y Bacca, pero el tiro seco y cruzado del colombiano se escapó por centímetros del poste izquierdo de la portería defendida por Rubén Martínez… pero la victoria se había marchado ya por muchos metros, aquellos que ayer no se cubrieron como toca para ganar. En Primera, echando mano otra vez de tópico, no hay enemigo pequeño. El Depor le dio una lección al Villarreal. Sin esfuerzo no ha premio.