Hablar de Matías Fernández es hacerlo de uno de los jugadores con más proyección del fútbol suramericano. El Pelusa --apodo que comparte con Maradona-- era claro objeto de deseo de un gran número de clubs europeos, y el Villarreal C. F. se ha llevado el gato al agua.

El jovencísimo jugador tiene ante sí una carrera prometedora, pero todo estuvo a punto de irse al traste cuando apareció un problema en su columna vertebral. Tenía 17 años y, afortunadamente, para él y para el fútbol, pudo superar aquel contratiempo. En apenas unos meses cambió su vida. El 1 de agosto del 2004, el Pelusa debutaba con el primer equipo del Colo Colo. Su estreno pasó desapercibido. Pero, siete días después, su nombre saltó a las primeras páginas de los diarios de Chile. Colo Colo vencía por 4-0 a Cobresal y Matías convertía dos goles. Aquel partido fue la lanzadera de un chaval de 18 años que llevaba camino de convertirse en el ídolo de su exigente hinchada. En aquel Clausura 2004 fue elegido jugador revelación del torneo y mejor joven de la temporada. Después llegó la internacionalidad, primero en el Mundial sub-20 y posteriormente en la absoluta, con los partidos de clasificación para Alemania-2006.

TALENTO No se puede elevar todavía a la categoría de figura, pero, posiblemente, estamos ante un proyecto de jugador de esos que hacen que el fútbol sea un espectáculo y, a veces, un arte. Matías Fernández es otro fiel representante de esa nueva hornada de jugadores menudos que esta emergiendo en los últimos tiempos, como Messi, Tévez o Agüero. Tiene el descaro y el atrevimiento propios de su edad, y los utiliza descaradamente para mostrar su talento. Con el balón en los pies es capaz de todo.

Jugando entre líneas, con libertad de movimientos, explota toda su calidad. Desde esas posiciones intermedias, es capaz de asistir a sus compañerios u optar por la jugada individual. Es muy inteligente y capaz de decidir sobre la marcha la conveniencia de ser generoso y asistir al compañero o ser egoísta y jugársela. Este último aspecto necesitará un periodo de adaptación a nuestro fútbol, pues acostumbra a conducir mucho el balón y aquí tendrá menos facilidades. Además hay que sumar su facilidad para el gol y su habilidad a balón parado.

El Villarreal ha firmado a un jugador muy codiciado. Lo quiso el Cruzeiro, también el River, buscando el heredero de los Francescoli y Aimar o el PSV, especialista en firmar a jóvenes talentos. Incluso los magnates ucranianos preguntaron por él, caso del Dinamo de Kiev. Salvador, director técnico del Levante, lo quiso incorporar a su equipo, algo que no consiguió por el alto precio del jugador. El nuevo Pelusa, 176 centímetros de calidad y talento, se ha decidido por el amarillo.