El partido contra el Granada ya fue una declaración de intenciones. Era la primera jornada de Liga y Samu Castillejo fue el mejor de los jugadores en el campo. Al margen del golazo que marcó en Los Cármenes, en ese partido se vio a un futbolista con confianza, frescura, desequilibrio, calidad, ambición, velocidad... unas virtudes que tuvo escondidas la pasada temporada.

Fran Escribá ha sabido dar con la tecla para recuperar a un futbolista que maravilló al planeta fútbol en el Málaga. Quienes le conocen, desvelan que su actual técnico «está siendo casi como un padre para él, como ya lo fue Javi Gracia en el Málaga».

El futbolista no esconde el cambio a mejor que ha experimentado: «Me encuentro bien físicamente, con la mente puesta totalmente en el grupo. El año pasado no fue de los mejores, no fue todo bonito, y eso también te hace madurar».

Volviendo al citado partido en Granada, Castillejo aseguró tras el mismo que «necesitaba» un entrenador como el actual. Atendiendo a sus números, no le faltaba razón, pues ha participado en los 11 encuentros oficiales del Villarreal, con tres asistencias, dos contra Osasuna y otra en la visita de la Real. Como curiosidad, en el curso 15/16 dio tan solo dos pases de gol en sus 45 partidos...

Más allá de los números, están las sensaciones, que son incluso mejores. En una plantilla en la que cuenta con la competencia en su posición de futbolistas de la talla de Roberto Soriano, Denis Cheryshev, Jonathan dos Santos o incluso Nicola Sansone, Casti se ha hecho un hueco en el once y no está dispuesto a perderlo.

La confianza que se le brindando tanto desde el vestuario como desde el cuerpo técnico está siendo clave. Sin ir más lejos, ayer el preparador físico José Mascarós elogiaba al futbolista en redes sociales: «Mención especial para el flaco con más arte del Villarreal, Samu Castillejo. Enhorabuena pissa por tu convocatoria a la selección sub-21», escribía uno de los escuderos de Fran Escribá.

En el plano más personal, Samu Castillejo también está mucho más centrado en el fútbol. La pasada temporada le costó la adaptación a un nuevo club y una nueva ciudad, puesto que contaba solo con 20 años y nunca había salido de Málaga, pero ahora está completamente integrado en el entorno y en el vestuario.

Para hacerle las cosas más fáciles, reside en Vila-real con sus padres y su domicilio se encuentra a cinco minutos de la Ciudad Deportiva y a tres del Madrigal. «Lo quiso así para centrarse solo en el fútbol», destacan desde su entorno. Desde luego en su casa se hablará bastante de este deporte, pues su hermano mayor José es entrenador nacional --trabaja en la cantera del Málaga y cursó un máster en el Madrid--, y su padre no se pierde un partido.