Pese a que los seis partidos consecutivos sin ganar (dos puntos de 18 posibles) pudieran desviar la atención hacia objetivos menores, esos 43 puntos que tanto Fernando Roig como José Manuel Llaneza celebran simbólicamente con un brindis cada temporada cuando el Villarreal llega a esa cifra, lo cierto es que en el vestuario groguet el mensaje se mantiene inalterable al hablar del gran objetivo de este curso: regresar a Europa.

Cazorla, Ekambi, Manu Trigueros, Albiol, Gerard Moreno, Asenjo... todos resaltan el potencial de la plantilla y confían en salir de este bache de resultados para volver a encadenar dos o tres victorias consecutivas que vuelvan a relanzar al Submarino en la clasificación. Se fijan en equipos como Getafe, Valencia o Betis, que hace muy pocas jornadas iban por detrás y han dado un paso de gigante hacia arriba enlazando triunfos.

Los encuentros inmediatos son complicados, pero del gusto del entrenador del Villarreal por una cuestión obvia. «No tenemos presión por el calendario, porque competimos bien ante los equipos de arriba», declaró no hace mucho Javier Calleja. Los resultados le dan la razón, pues su equipo empató con Real Madrid y Atlético (2-2 y 0-0) y perdió por la mínima frente al Barcelona en el Camp Nou (2-1).

Por eso, los próximos compromisos ligueros frente al Sevilla (próximo domingo) y Real Sociedad (5 de enero) a domicilio, y Getafe (21 de diciembre) y Espanyol (19 de enero) en La Cerámica, sobre todo los tres primeros por la dificultad de enfrentarse a equipos de la parte noble de Primera, motivan más que preocupan a los amarillos.

Fiable en casa

En la plantilla tienen la lección aprendida, como analizaba un jugador clave en el esquema de Calleja. «Nos hemos dejado puntos y creo que fuera de casa nos está costando bastante, pero en La Cerámica el equipo está siendo fiable. Tenemos que centrarnos para revertir esta situación porque jugando lejos se nos están yendo los partidos por pequeños detalles. Tenemos que dar un paso al frente y estar mucho más concentrados», confesaba Moi Gómez al analizar la trayectoria del equipo, consciente de la versión menos fiable del Submarino.

El Pizjuán puede ser un buen escenario para demostrar que de los errores se aprende. De hecho, aunque el curso del equipo de Lopetegui está siendo bueno en cuestión de resultados, la afición de Nervión anda preocupada por el pobre juego, como evidenció con la pitada con la que despidieron a los jugadores tras la última victoria ante el Leganés por la mínima (1-0).