Mark Ujakpor compite desde el 2011 con el Club Atletismo Playas de Castellón, pero se prepara en los últimos años en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat. El velocista madrileño es uno de los referentes de la entidad de la capital de la Plana, subcampeón de España en 400 vallas y campeón de Europa de clubs en este 2019. Esta temporada, tras participar en el Mundial de Doha, quiso hacer un paréntesis en su preparación para convertirse en los ojos del paralímpico Joan Munar en su camino hacia Tokio 2020.

«Entre los meses de junio y julio Joan decidió dar un giro a su preparación para afrontar el Mundial y, además de competir en el 100, decidió participar en el 400. Para ello necesitaba un guía, ya que con su déficit (tiene una discapacidad visual) con las curvas se desorientaba. Así, entre Pedro Maroto, técnico responsable de atletismo paralímpico, nuestro entrenador Álex Codina y el propio Joan decidieron proponérmelo a mí. Por el objetivo que se planteaba, que era ambicioso, por correr en unas marcas exigentes, y también por mi calendario, ya que mi temporada había acabado hacía prácticamente 15 días», explica ahora Ujakpor.

El día a día en el CAR

La dupla, que coincide a diario en el CAR, apenas disponía de un mes para entrenar y buscar «una buena sincronización» con la cuerda que une a ambos corredores por las manos en este tipo de pruebas. Porque para el atleta playero era algo nuevo y tuvo que empezar a familiarizarse con el reglamento paralímpico, que especifica que la cuerda no ha de ser elástica ni medir más de un metro, además de que guía y atleta deben siempre correr a la par y no pueden tirar ni empujar al otro durante la carrera.

«Era un reto un poco arriesgado, ya que el objetivo era ambicioso y la preparación escasa, pero creímos que suficiente para llegar a Dubái en un buen estado de forma», añade el atleta del Playas, quien bromea a la hora de hablar de su nuevo compañero y de su casi «relación de pareja». «Somos amigos, compañeros de entrenamiento y los dos vivimos en el CAR, por lo que pasamos prácticamente todo el día juntos. Desde el desayuno, el tiempo que pasamos en la pista y el gimnasio, y las comidas y cenas. Diría que es casi una relación de pareja y ahora encima atados», asegura.

Lo cierto es que el reto era doblemente difícil. No solo porque Ujkapor no estuviera acostumbrado a ejercer de guía sino también porque Munar llevaba año y medio sin competir por una lesión y era en Dubái donde se reencontraba con la pista. «La vuelta a la alta competición después de pasar por el quirófano es difícil y a eso se suma que el hecho de que ha tenido molestias en los isquiotibiales en los últimos meses, pero la forma en la que lo ha afrontado ha sido para quitarse el sombrero porque no ha dejado que la clasificación para los Juegos en el Mundial haya dejado de ser su objetivo», destaca el playero.

Una nueva experiencia

Al final, en la prueba de los 400 metros lisos, la dupla superó la primera eliminatoria al firmar un tiempo de 51.79, pero en la siguiente ronda un crono de 51.99 no les sirvió para clasificarse para la final. «Ha sido una nueva experiencia para mí, otra forma de ver el atletismo con estos superhombres y supermujeres, y aprender de todo», añade el velocista del Playas, quien en breve volverá a la normalidad para pelear por clasificarse para los Juegos de Tokio, tanto en el 400 vallas como el 4x400.

Precisamente su planificación cara a la próxima temporada separará los caminos de estos dos grandes deportistas, aunque Ujkapor no descarta que puedan volver a unirse más adelante. «Este año era más fácil por el calendario y el que viene cada uno tiene sus objetivos, con una planificación que no es tan compatible, pero todo se verá», dice. «Por ahora se planteó solo para este Mundial y me llevo, sobre todo, la experiencia vivida, que ha sido única», concluye el velocista y vallista madrileño del Playas.