El Olot representa a una localidad (la capital de la Garrotxa no llega a las 35.000 personas), pero, sobre todo, a una provincia (755.000 habitantes). No en vano, 14 de sus futbolistas son gerundenses (completa la plantilla con cinco barcelonenses, un balear y un valenciano). Un club cuyo presidente, Joan Agustí, no duda es aspirar a ser el Eibar de Cataluña, si bien aún está lejos, con menos de 2.000 socios y un estadio por reformar todavía con ese aroma a fútbol regional.

La lluvia arruinó el partido de la primera vuelta (1-1), pero el conjunto entrenado por Raúl Garrido (hermano del también reconocido entrenador valenciano Juan Carlos) suele encabezar los ránkings de posesión, pases y regates, con una querencia por la pelota similar a la propuesta de Óscar Cano; incluso con ese sistema de cabecera con tres centrales y juntando muchos centrocampistas que se asocian. Uno de ellos es Hèctor Simón, que militó en el Castellón que bajó a Tercera por impagos en 2011, indiscutible aquel ejercicio: 34 partidos, 4 tantos. El otro exalbinegro es Marc Cosme, pero el delantero, menguado por las lesiones, no ha jugado en exceso (una par de goles en 785 minutos).