En el mundo de los negocios, las operaciones llamadas de riesgo son las que mejores dividendos suelen dar. Uno se expone a que sus dividendos sufran una importante merma, pero si la jugada sale bien se suelen manejar cifras de muchos ceros de beneficios. En el mundo del fútbol es parecido. El Villarreal puede dar fe.

El club amarillo apostó para su ataque con movimientos seguros --como la continuidad de Bakambu--, de rendimiento quizás moderado pero conocido, de riesgo controlado --esperar al Sansone de la primera vuelta de la pasada campaña-- y de oportunidad que brinda el mercado --no siempre se pone a tiro una pieza tan cotizada como Carlos Bacca--, pero también asumió una operación arriesgada para su ataque. Si sale bien, la fuerte inversión por Enes Ünal se veía recompensada bien con goles y victorias a largo plazo, bien con una repesca por parte del City de unos 20 millones de euros.

Pero la operación de riesgo pasó a ser de máximo riesgo a finales de octubre. Ünal se fue cedido al Levante con las miras puestas a una revalorización, pero también dejando un tanto descubierta una delantera de un equipo de Primera de la zona alta. Cierto es que el análisis a posteriori siempre es ventajista. Nadie podía prever que la baja del joven turco acuciara tanto solo un mes después por los contratiempos de Sansone y Bacca que dejan a Bakambu como único punta del Villarreal en esta recta final de año. En el deporte y en las finanzas nunca se juega sobre seguro.