La gloria en el fútbol es tan efímera como los centímetros que separan un poste del gol, del criterio de un árbitro al visionar un vídeo o de que a un jugador le superen sus nervios. Óscar Cano (Granada, 6 de noviembre de 1972) lo ha vivido en su carnes porque todavía tiene cercano cuando toda la gente de un popular restaurante de Benicàssim coreaba su nombre cuando se percataron de su presencia o cuando ve cómo su figura aparece en las redes sociales con cierto desprecio en ocasiones. Le ha costado salud, que es el principal tesoro. En los últimos meses ha sufrido una operación relacionada con el corazón y el temor a perderse el play-off de ascenso por un falso positivo de covid. Y le ha pasado factura en su rostro, con unas ojeras que denotan sufrimiento. La responsabilidad de una ciudad entregada al CD Castellón pesa sobre su espalda, la viabilidad de un proyecto y, sobre todo, esa familia de jugadores de la que se siente padre y cuyo secreto para todo lo que ha conseguido es precisamente haber sido eso, una familia. El lado más humano de Cano sale a relucir es en esta entrevista a Mediterráneo.

Acaba de cumplir dos años en el banquillo del Castellón, ¿qué balance hace de este periodo?

A nivel personal, posiblemente hayan sido dos de los mejores años de mi vida. He encontrado a unas personas que han confiado mucho en mí, que todo lo que me han prometido lo han cumplido... Y debo estar muy agradecido, tanto a los que me trajeron, como a los que han permitido mi continuidad. Y, a nivel profesional, no se puede pedir más: logramos la permanencia en Segunda B y ascendimos a Segunda A.

Y este año, un nuevo reto pero ya en el fútbol profesional.

Ahora estamos luchando mucho con una serie de limitaciones que no tienen la gran mayoría de nuestros rivales en Segunda A y teniendo que ser muy inventivos y, sobre todo, peleando mucho para que el Castellón se mantenga y pueda tener esa estabilidad en el fútbol profesional.

La temporada va a ser dura y a usted se le ve sufriendo mucho.

Cualquier persona en su sano juicio, que esté cercano al equipo y a lo que es esta competición y el fútbol profesional, sabía que íbamos a estar peleando por no bajar. Esto es una carrera de larga distancia, donde es muy importante mantener la calma, confiar en lo que se hace e identificar dónde pueden estar las carencias que nos están impidiendo rendir un poquito mejor para ir al mercado de invierno y que acertemos.

El salto en apenas dos años al fútbol profesional ha sido muy importante ¿se está notando también a otros niveles?

Yo sabía que era así de complicado, lo que pasa es que es muy difícil convencer al resto... Nosotros, como aspiración única, tenemos en mente la permanencia y nos centramos en ser competitivos semana a semana, teniendo en cuenta el rival. Pero sí que es cierto que podíamos tener entre cuatro y seis puntos más.

A nivel global, la imagen no ha sido tan mala, pero los detalles les han castigado mucho.

Son detalles que, además, forman parte de lo que ha sido este Castellón en los dos últimos años. Son prácticamente los mismos con los que sufríamos en Segunda B y ahora más por el nivel de los adversarios. Aquí, como te equivoques, el balón acaba dentro de tu portería. Es un juego de errores y de aciertos, y también hay un tiempo de adaptación y aprendizaje para los jugadores que los han cometido y que son ellos mismos son los primeros que no han querido hacerlos.

¿Es como el peaje que había que pagar el año del debut?

Sí, lo podríamos considerar un peaje y todos tenemos que aprender a identificar cuáles son las necesidades de la categoría, dónde te pueden hacer daño... y en eso estamos invirtiendo mucho tiempo.

El Castellón ha crecido en torno a una idea de juego muy clara, pero esos detalles, ¿le han obligado a introducir variaciones?

Sí, por una parte está lo que a mí me gusta y, por otra, lo que se puede hacer en base a quién eres y a quiénes son tus rivales. Evidentemente, teniendo en cuenta esa dualidad, si tenemos que elegir, yo siempre voy a elegir competir, pero si tenemos que hacer algo de lo que a mí me gusta menos también lo haremos, como ya hicimos durante los primeros seis meses de mi estancia aquí. Por encima de cualquier deseo mío relacionado con una identidad futbolística, está que el Castellón permanezca en la categoría y estas últimas jornadas lo que estamos tratando de hacer es que los conceptos que vayamos a implementar, relacionados con el juego, partan de una premisa clara que es que el jugador esté seguro en el terreno de juego, que nunca esté expuesto, que no le demos una responsabilidad excesiva, que no aparezcan sus miedos y que eso le condicione a la hora de errar.

Con la presión que tiene el Castellón en esta categoría, ¿a veces ha ejercido más de padre o psicólogo que de entrenador?

Sí, yo soy una persona que tiene muy marcado el sentimiento paternalista. Primero porque voy teniendo una edad y, segundo, porque creo que es lo que toca en determinadas circunstancias ya que es gente joven. Por eso me acerco y me intereso mucho por saber qué les está pasando por esas cabecitas. No soy un entrenador que solo los entrena sino que me preocupo por cómo están, a qué le temen, cuáles son sus preocupaciones, qué piensan.

¿Quizás el hecho de haber empezado tan bien y luego caer en el abismo les pasó factura?

Sí, totalmente. Y no solo para ellos en el sentido de considerar que el camino estaba mucho más llano de lo que es esta competición, sino también porque empezar tan bien y tener ese bache tan pronunciado ha hecho que a nivel social se hayan encendido alarmas que de otra forma no se habrían encendido. Hemos ganado mucho al principio, hemos perdido mucho en la parte central de las 18 jornadas, y volvemos a tener unos números más que decentes en las últimas cinco, con las victorias ante Cartagena, Zaragoza y Albacete, y el empate ante el Mirandés. Ahora ya sabemos que seremos un equipo sufridor hasta el final de temporada.

Su figura ha estado en el punto de mira. En el fútbol se olvida pronto, ¿le duele?

Dolor no es, es constatar que de nada sirve lo que has hecho sino sigues haciéndolo y eso sí que te lleva a considerar que la gente, ni para el halago ni para el insulto, tiene en cuenta a la persona. Ellos disparan contra o a favor del cargo. La gente no conoce a Óscar ni lo que hace día a día. Pero esto no va a condicionar la opinión que tengo de mi estancia aquí y, por muchas cosas que ocurran de ahora en adelante, lo que ya ha sucedido no lo puede borrar nadie.

Si echa la vista atrás, ¿se arrepiente de algo?

Si tú vienes y coges un equipo que ha sumado un punto en 17 partidos y consigues que salve la categoría, y con esos mimbres y algunos retoques que no ilusionaban a nadie porque venían de equipos que habían descendido logras el ascenso, no nos podemos arrepentir de grandes cosas. Todos estamos creciendo, el club está creciendo y se tiene que profesionalizar aún más, y tenemos que ir adquiriendo la experiencia necesaria para estar asentados en la categoría.

¿Le gustaría reforzar el equipo en enero? ¿Y en qué posiciones?

Todo equipo tiene un margen de mejora y nosotros no somos una excepción. Nuestra atención debe invertirse en estos dos próximos meses en mejorar la plantilla. Hemos tenido una presencia en lo que llevamos de temporada que no nos da la certeza de que podamos salvar la categoría y eso exige que debamos reforzarnos. A mí me gustaría tener otro tipo de seguridad cuando los equipos contrarios disponen del balón porque veo cierta fragilidad en aspectos defensivos. El equipo necesita, tanto atrás como en el centro del campo, jugadores con otro perfil. Necesitamos que los que hay se vean reforzados por gente que tenga esa solvencia para defender. Y después, si puede venir alguien que nos permita mejor relación con el gol, mejor. No hablo ni siquiera de un delantero sino de un jugador que en la penúltima línea tenga un pasado que haya sido importante en su relación con el gol. No busco una suma de goles estratosférica pero sí capacidad de asistir y crear situaciones de peligro porque es una de nuestras carencias.

Con 29 jugadores, ¿habrá que dejar salir a muchos?

Hay gente que se tendrá que ir. Este año era un año muy raro porque tuvimos que mantener a muchos de la pasada temporada por la confianza que les teníamos y porque algunos que no han salido porque no han encontrado un club o no han querido salir, y también porque el coronavirus nos asustó mucho. LaLiga nos dijo de hacer un listado y de introducir a ocho o diez jugadores del filial porque sabían a lo que podíamos exponernos, así que ante eso optamos por hacer una plantilla tan extensa. Ahora, viendo que no ha sucedido nada, posiblemente si tuviese que elegir no tendría una plantilla tan larga porque concentraría en puestos importantes una cantidad económica que te permitiría tener algún jugador que marque la diferencia y porque es muy complicado entrenar con 29 jugadores. Es una absoluta locura.

Usted siempre ha tenido la confianza de la directiva del Castellón, ¿lo siente así?

Sí, desde la dirección del club, los jugadores.... Hace poco invité a una paella a los capitanes para escucharles y de los cuatro, tres de ellos no eran titulares y te puedo decir que me lo voy a llevar en mi corazón toda la vida. Esas frases tan maravillosas de que ‘ojalá salgan bien las cosas porque no queremos en ningún caso que tú nos faltes’, me las voy a llevar a la tumba. Eso son los grandes trofeos, que más o menos equilibran esto. La figura del entrenador lleva intrínseco eso y en mi caso se acrecienta más porque no tengo la posibilidad de convivir con mi familia y amigos... Te cambia el carácter y te vuelves solitario y mas independiente... Y uno se va dando cuenta de que está perdiendo un porcentaje altísimo de ese gen social que tenemos los humanos.

¿Se ha visto fuera del equipo en algún momento?

Yo siempre me veo fuera de los lugares y voy descontando; yo no sumo, yo resto días. En el momento en que firmas ya te queda un día menos en el club. Conozco perfectamente este circo y verte fuera es algo positivo porque hace que cada día vayas a trabajar teniendo en cuenta que puede ser el último día que puedes estar en ese lugar y hay que pelear por tu permanencia en los lugares.

¿Se ve con fuerzas para conseguir el objetivo de la permanencia?

Sí, por supuesto. Si no pensara que se puede conseguir la salvación esta sería la última entrevista que concedería.

¿Esperaba que rindiera más algún jugador en concreto?

Sí, claro. Hay jugadores que se han firmado porque teníamos una fe ciega en sus capacidades, pero que tienen que dar algo o bastante más, pero ellos lo saben. Yo se lo digo diariamente.