Óscar Cano alternó las explicaciones sobre el partido con la situación global en la que se encuentra el Castellón.

«Los jugadores están sobreexigidos por la situación. Hablo con ellos y trato de ser optimista, pero me dicen que yo llevo dos meses y ellos ocho. Es difícil dar una explicación. No podemos culparnos a nosotros mismos todos los domingos ni culparlos a ellos», manifestó. «Hago de psicólogo muchas veces con ellos, también con personal del club. Asumo mi responsabilidad. Mi mujer me dice que llevo dos meses sin ir a verla; tengo un día libre a la semana como todo el mundo, pero siempre hay algo que solucionar, algo que ver o hacer, le doy mil vueltas a las cosas… Por algún sitio debe estar la solución. No es normal, con la calidad que tiene esta gente, que se pasen toda la primera parte sin dar un pase bueno. Los futbolistas juegan con culpa, que no es bueno», profundizó.

El técnico explicó la suplencia de Cárcaba. «Ayer (por el sábado), al acabar el entrenamiento, Jairo dijo que no podía, así que hemos conformado el equipo de la única manera en que podíamos», descubrió. «En la primera parte siempre se fallaba el pase, lo que nos ha condicionado mucho a tener que defender. La segunda parte, después de estar pinchado Jairo, nos decidimos a jugárnosla con él, cuando posiblemente no pueda entrenar hasta el sábado que viene, ocurre lo que no debe ocurrir: una falta por llegar tarde y no estamos atentos al rechace. Y a partir de ahí ha sido un quiero y no puedo. A mí la gente me puede decir lo que quiera, pero no me gusta ese tipo de fútbol, que es solo ruido, jugar a la heroica... Y sigue sin ocurrir nada: todo desordenado, sin cabeza, sin lógica... Las posibilidades de remate no las traen las cigüeñas, sino el fútbol», analizó.

Y ahora, ¿qué?: «Trabajar con la mente de los jugadores, a ver si recuperamos gente que está lesionada». «La realidad está clara: quedan 30 puntos y tenemos que conseguir mínimo 15, pero no podemos volvernos locos», miró hacia adelante. «Hay que recuperarlos anímicamente y ver quien está disponible, física y mentalmente, para hacer la mejor alineación posible», reseñó.

«Aquí no hay ningún truco ni ningún secreto. Nos dejamos la piel, la vida: le damos mil vueltas a las cosas. Hace seis semanas era un mago y ahora no tengo chistera. Aquí no hay magia sino una manera de afrontar los partidos, que creo que es la lógica. Hay que seguir insistiendo, limpiarles la cabeza y seguir trabajando y luchando», concluyó Cano.