Al Villarreal le sobraron los últimos cinco segundos de la semifinal del Carranza ante el Málaga. El error amarillo llegó en el suspiro final, con una mala entrega que acabó en los pies de Mula y luego en la cabeza de Adrián González. Cuando todo apuntaba a los penaltis para dirimir el equipo que iba a enfrentarse al Las Palmas, un colofón inesperado irrumpió en el guión de un típico partido de pretemporada. La quinta derrota amarilla del verano apareció por sorpresa.

El Villarreal arrancó con el 4-4-2, con dos laterales de urgencia, Miguelón y Pau, ante la plaga de lesiones... y la sorpresa de N’Diaye. Escribá sacó al senegalés del bote de formol en el que lo tenía para lucirlo en el escaparate de la recta final de la pretemporada. N’Diaye, que en las últimas horas ha recibido cantos de sirena del fútbol galo, cumplió al lado de Trigueros, que puso la nota de orden en la medular amarilla.

Precisamente el orden fue lo que priorizó Escribá en esos primeros 45 minutos, en los que el Málaga denotó un puntito más de puesta a punto y en los que el Villarreal respondió con algunos arreones, pero no lo suficientemente fuertes como para plasmar una mejoría ofensiva con respecto a los últimos encuentros. Los intentos del Villarreal se cortocircuitaban en las inmediaciones de la poblada área costasoleña. Chuca, otro de los chavales del filial, fue el primero que intentó poner a prueba a Roberto Correa, que solo tuvo que utilizar las manos en otras dos ocasiones más, una a disparo de Sansone y otra sacando los puños en un peligroso centro de Pau. No pasó por más apuros Andrés, al que el fuerte viento y la irregularidad del campo pusieron en más apuros que las llegadas rivales.

ANDRÉS, ‘GIGANTE’ // El Villarreal pareció salir con una marcha más tras el descanso, pero con los mismos síntomas de atasco en los últimos metros. Sin embargo fue el Málaga el que tuvo la ocasión más clara en las botas de Borja Bastón, que chocó ante Andrés a escasos centímetros de la línea de la portería amarilla (m. 57).

El Villarreal fue perdiendo fuelle. Juankar lo aprovechó para llegar de nuevo a la línea de fondo, siendo barrido por Miguelón. De nuevo salió a relucir la figura del murciano, abortando el penalti de Adrián González (m. 63).

El carrusel de cambios pareció sentar mejor a los amarillos, que ganaron en clarividencia con la salida de Fornals. Sin embargo, fue en la banda contraria por donde el Submarino pudo haber cambiado el signo de la final. La conexión Miguelón-Castillejo acabó con la entrada del segundo al área y la asistencia a un Bakambu al que se le desvió por centímetros el punto de mira (m. 82). Después, un error del congoleño, cuando el árbitro ya estaba pensando en pitar el final, acabó en el centro final y la derrota.

La primera parte del Carranza pasó con la ausencia de contratiempos físicos y manteniendo intacta la lista de seis bajas. Hoy toca la segunda parte ante el Cádiz. Será la última prueba seria. Después espera la Liga.