Una demostración de pegada, con dos goles en las dos primeras ocasiones de Antoine Griezmann y Saúl Ñíguez, remarcaron la superioridad del Atlético de Madrid sobre el Getafe.

La victoria del Atlético fue irrebatible desde antes de la media hora. Del Getafe armado, compacto, que no permite espacios ni concede apenas nada, no hubo rastro desde la irrupción del francés Antoine Griezmann.

Ya no hubo discusión del ganador, menos aún con el 2-0, diez minutos después, cuando Saúl desplegó su llegada, una de sus mejores virtudes, sino la mejor, para remachar el rechace de David Soria al remate de Kalinic. La defensa del Getafe ya había sido desbordada instantes antes en esa acción, con el pase de Thomas a la entrada de Lucas por la izquierda. El ghanés ya había sido asistente en el 1-0.

Triunfo incontestable // No hubo apenas respuesta del Getafe antes del intermedio. El segundo equipo menos goleado de la Liga ya llevaba dos dianas en contra en el estadio Wanda Metropolitano sin haber avistado aún el descanso; un peso inasumible para el conjunto azulón, menos cuando enfrente, además, está otro equipo tan riguroso como el Atlético.

Sí lo intentó más el Getafe en el segundo tiempo, pero alejado de las ocasiones. Amagó algo, no golpeó nada. Ni con la entrada de Mata por Jorge, en el Getafe, ni con la sustitución al descanso por molestias musculares de Godín, otra dolencia más, otra vez en defensa, con lo que supone en un bloque ya mermado...

Y a la espera de Morata. Su nombre sonó en el Metropolitano. El paso de los minutos dirigió al Getafe hacia una realidad inevitable: la derrota. No forzó ni una parada del cancerbero esloveno Jan Oblak, un espectador más del control que ejerció desde el 1-0 siempre el Atlético de Madrid. Transformó la dificultad que exige ganar este curso al bloque azulón, con dos futbolistas expulsados en el tramo final del encuentro (Djené y Cabrera), en un tarea tan rápida y cómoda como incontestable.