El Villarreal CF podría comenzar la Liga ante el Granada este próximo sábado con una defensa totalmente nueva a la que concluyó la temporada pasada. Pendientes de la puesta a punto de Alberto Moreno, Raúl Albiol y Pau formarán el eje de la zaga, junto a Rubén Peña como fijos atrás, con la incógnita de Quintillà o Moreno en la banda izquierda. Dentro de la remodelación del plantel, la inversión más cara hasta el momento ha sido la del lateral derecho abulense. Peña forma el núcleo duro del Villarreal del cambio.

Currante, dotado de un más que aceptable nivel técnico avalado por unos centros de rosca con los que sueña cualquier delantero y con ese gen competitivo que Calleja ha querido inocular en el vestuario casi como el médico que prescribe al niño las primeras vacunas de su vida. Rubén no tiene pinta de futbolista; más bien su estereotipo se ajustaría más al de cualquier trabajador de a pie que acude a su puesto de trabajo a las ocho de la mañana en una de las fábricas del músculo empresarial de Castellón. Precisamente ese aspecto de currante es el que quiere el técnico para su nuevo proyecto; y el exdefensa del Eibar lo está interpretando perfectamente. No tardará en ganarse el corazón de la grada del Estadio de la Cerámica, gracias a su velocidad y carácter.

«Todos estamos esperando que llegue el arranque de la liga. Hemos tenido una buena pretemporada, nos hemos adaptado bien a lo que quiere el entrenador y estamos preparados para competir ya», manifestaba el carrilero, mostrando el hambre voraz de empezar a jugar de inmediato.

LOS PROBLEMAS // No ha sido una pretemporada fácil para Peña, porque ha tenido que perderse numerosas sesiones. «Las dos primeras semanas las completé bastante bien pero, tras el partido contra el Levante, tuve problemas con la rodilla --se me inflamó un poco y no tenía todos los grados en la hiperextensión--, por lo que se tomó la decisión de que debía llevar un camino más lento y trabajar con más tranquilidad», desarrolló. «Pero ya llevo una semana y media trabajando bien y no me ha vuelto a molestar», apostilló. «Ahora estoy con buenas sensaciones de cara al inicio del campeonato», añadió.

Y llega la hora de la verdad. El estreno ante un equipo que regresa a Primera División. «Se trata de un recién ascendido. La pasada temporada pasada ya nos enfrentamos en el primer partido al Huesca [habla de su etapa aún en el Eibar], que acaba de ascender también, y perdimos en Ipurua», relató. «Por ello, tengo la lección bien aprendida», esgrimió. «El Granada será un rival muy intenso y con las ideas muy claras», alertaba el abulense. «La liga está muy igualada y, al final, cada año se está complicando para todos los equipos. Hasta Madrid y Barcelona están fallando por esa igualdad», aseguró.

CAMBIO BRUSCO // Peña viene de un club con una idiosincrasia futbolística distinta a la del Villarreal. «Este equipo tiene una idea de juego asociativo y de mimar el balón, pero siendo verticales y con llegada. Tenemos que ser un equipo impredecible y disponer de varias alternativas de juego, con muchas variantes. El rival nunca tiene que saber lo que vamos a hacer», apuntó de una forma descriptiva respecto al estilo que persigue el Submarino.

No es sencillo que un profesional se autodefina. Peña lo hizo de forma detallada, ofreciendo su punto de vista sobre sí mismo: «Soy un jugador con hambre y ambición; es lo que me ha traído aquí y es lo que pienso seguir haciendo». «Tengo un carácter fuerte y no me gusta perder a nada», ahondó. «Tengo claro que voy a poner todo de mi parte en cada emana para ponérselo complicado al entrenador», incidió.

La renovación en la zaga traerá consigo más competencia: «Más allá de los que puedan jugar o no, creo que debemos estar todos unidos, que no haya espacios y que seamos lo más sólidos posible». «Sabemos que debemos ser muy fuertes en todas las líneas, más allá de que la defensa sea nueva o no», recetó. «La clave es ser competitivos en todas las líneas», concluyó Peña. Un ciclón para el carril diestro.