Castellón tiene el privilegio de ser la única ciudad y provincia de toda España con dos equipos en Superliga masculina de voleibol. Por este motivo, lo que se vivió el pasado sábado en el Pabellón Ciutat Esportiva de la capital de la Plana no puede acontecer en ningún lugar más en el resto de la geografía española.

Por este motivo es de agradecer el gran espectáculo que ofrecieron tanto L’Illa-Grau como el Club Voleibol Mediterráneo sobre la pista y que llevó a un buen número de aficionados a la grada. El recinto presentó, de lejos, la mejor entrada de la temporada, pero de antemano ya se sabía que al finalizar el encuentro uno de los dos no estaría del todo feliz. Esta vez la cruz cayó del lado de L’Illa-Grau, que vio como el CV Mediterráneo se vengaba de lo acontecido en la primera vuelta.

Me consta, porque no pude asistir al partido, que la deportividad fue la tónica principal y que pese a lo que había en juego, ya que ambos equipos están luchando por evitar el descenso, los dos lucharon por ganar dando el máximo de sus posibilidades. Esto lo agradecieron los numerosos aficionados que acudieron.

Y una vez pasado el derbi, los dos equipos ya deben pensar en las ocho jornadas que restan por delante. Mi deseo es que se salven los dos, pero la situación es muy complicada. L’Illa-Grau está a seis puntos de la permanencia y el CV Mediterráneo solo está dos por encima del descenso. Espero que con los refuerzos de invierno que han realizado podamos seguir viviendo este derbi mucho más tiempo. H