Dicen que un periodista tiene que saber un poco de todo y no tiene por qué entender mucho de nada. A quienes lo dicen, les contestaría que parte de razón sí tienen, menos cuando se sigue al CD Castellón, pues la actualidad albinegra obliga a profundizar en casi todas las secciones.

Desde economía —el futuro del club depende más de la calculadora que del balón—, a medioambiente —la variedad autóctona del césped de Castalia bien merece un documental—, pasando por tribunales —la Ciudad de la Justicia se ha convertido en el tercer escenario laboral tras la redacción y Castalia—, o incluso sucesos e investigación, el club albinegro está empeñado a llevar la contraria a quienes aseguran que los periodistas deportivos solo hablamos de unos tíos en calzoncillos pegando patadas a un balón.

Desde Juanfran de la Ossa, a quien he visto sufrir en sus carnes esta situación estos años, hasta el último de los que seguimos al Castellón, todos tenemos ganas de hablar de fútbol, de ser meros periodistas deportivos que hablan de unos tíos en calzoncillos dando patadas a un balón.

Y para ello, me da igual que entren chinos, mexicanos, americanos o afganos, siempre y cuando lo hagan con ilusión, ganas de trabajar y por supuesto dinero. Hubiera preferido a gente de Castellón, que sepa lo que es este club, pero llegados a este punto, lo prioritario es que David Cruz no siga desmereciendo a su cargo ni un día más. Su etapa acabó antes incluso de que llegara.