Nunca, hasta ahora, un nadador había conseguido ganar cuatro oros en la misma prueba en Juegos consecutivos. Eso había sucedido únicamente en el atletismo y en dos casos contados: el lanzador de disco estadounidense Al Oerter y su compatriota Carl Lewis, en longitud. Esa lista se amplía ahora a la natación.

Michael Phelps, quién si no, se ha encargado de cambiar ese dato histórico. El de Baltimore (31 años) se proclamó campeón en los 200 estilos, igual que en Londres, Pekín y Atenas. Otro récord más que sumar a un palmarés que será muy difícil, por no decir imposible, de igualar o superar. Es su cuarta medalla de oro en estos Juegos (4x100 estilos, 200 mariposa, 4x200 libre) en los que aún tiene dos pruebas pendientes (los 100 mariposa y el relevo 4x100 estilos) y la 22º en su palmarés, para un total de 26.

Phelps, ya con visibles muestras de cansancio, abandonó la piscina tras una jornada maratoniana, que le obligó a nadar la final que ganó y también las series y semifinales de los 100 mariposa, en las que amarró la plaza en la final con el quinto mejor tiempo.

Lo que se intuía como un último pulso con su amigo Ryan Lochte, con quien ha mantenido una sana rivalidad, solo aguantó hasta mitad de carrera. Después, Phelps cambió de velocidad para proclamarse campeón (1.54.66), por delante del ganador de los 400 estilos, el japonés Kosuke Hakino (1.56.61); y del chino Shun Wang (1.57.05). Lochte se tuvo que conformar con ser quinto.

La jornada deparó los triunfos de su compatriota Ryan Murphy, de 21 años, en los 200 espalda, repitiendo el título que ya consiguió en el 100; de la japonesa Rie Kaneto en los 200 braza, imponiéndose a la rusa Yulia Efimova, también medalla de plata en el 100 braza; y un doble oro en el 100 libre para la estadounidense Simons Manuel y la jovencísima Penny Oleksiak, de 16 años, que marcaron un nuevo récord olímpico con 52.70 segundos. H