El Espanyol cerró en la Copa la racha de imbatibilidad del Barça (29 partidos) y estuvo a punto de frenar su carrera invicta en la Liga. Lo impidió Piqué, que permitió a su equipo sumar la jornada 22 sin perder. El defensa trasladó al terreno de juego el protagonismo que suele tener fuera, sobre todo antes y después de los derbis. Gerard Moreno había avanzado al Espanyol de cabeza y el otro Gerard igualó de la misma manera a ocho minutos del final.

Lo que era un derbi insípido y gélido, en una intempestiva tarde, cobró vida en la última media hora. En cuanto se desataron las hostilidades que, afortunadamente, fueron los goles. El frío y el agua atemperaron los ánimos, también en el césped, hasta la primera chispa que activó la emoción. Más o menos cuando Messi entró al cenagal, aunque no tuvo nada que ver excepto en haber servido la falta que aprovechó Piqué. Tuvo más que ver el pique de los Gerards y las discusiones a las que todos se apuntaron cuando se les aceleró el pulso.

SUPLENCIA DE MESSI // En realidad fue la segunda chispa del duelo, la primera que prendió. Antes se había producido un tiro al travesaño de Coutinho, en una muestra de que ya está integrado al grupo: chocó con el poste como habían hecho 31 veces antes sus compañeros en Liga. El brasileño se hundió en la ciénaga en la que se convirtió el campo y que perjudicó a todo quisque: el Espanyol no pudo correr y el Barça no pudo tocar por idéntico motivo (el balón quedaba frenado).

Valverde se permitió el lujo de reservar a Messi, algo tan insólito como haberle sentado en la Champions frente a la Juventus en noviembre. También se produjo antes de la visita a Mestalla. El jueves anda en juego el pase a la final de Copa, por eso el técnico relevó titulares (Rakitic, Alba y Sergi Roberto). Como el Espanyol no tiene más que un torneo en el que centrarse, Quique salió con todo. Y sin miedo. Juntó desde el inicio a los dos puntas, Baptistao y Gerard, que, al menos, dieron un par de sustos. La idea general blanquiazul no varió respecto a las confrontaciones coperas: dio cuerda al rival para que chocara con su propia incapacidad para generar fútbol. Ordenado y muy bien puesto, Diego López solo se vio alterado por el chutazo de Coutinho antes de que Piqué mandara callar a todo Cornellà.

MUCHA LLUVIA // El Espanyol aguantó sin sufrir un solo rasguño, pero tampoco arañó hasta que lo hizo su Gerard y apareció Sergio García reforzando la apuesta ofensiva local, como si Sánchez Flores intuyera el declive azulgrana. Coutinho e Iniesta quisieron imponer su delicado juego, pero las condiciones empeoraron a medida que se acumulaban los litros de agua en el césped, y solo el capitán aguantó para surtir de ideas al Barça. Las áreas no quedaron maltrechas porque el balón nunca cayó en ellas.