Hay que tener los mejores médicos, pero para tenerlos en la consulta sin trabajar. Un viejo adagio que en el caso del Villarreal se está cumpliendo en la puesta a punto exprés en la que se halla el cuerpo técnico y médico del club para regresar a la competición. Después de más de dos meses sin actividad futbolística, el gran temor de Calleja y su equipo era que la vuelta al trabajo, con la intensidad del fútbol, pudiera motivar una ola de lesiones musculares. Y no ha sido así hasta la fecha, salvo molestias puntuales que se producen cada pretemporada, aunque en el caso del periodo de trabajo actual sea un tanto especial, tanto por el largo descanso con el que han llegado los jugadores, como por tratarse de un pretemporada sin partidos amistosos, además de la necesidad de planificar la punta de forma óptima para una Liga que solo durará 11 jornadas.

El trabajo de José Romero en ese sentido, bajo la supervisión de Calleja, ha sido muy importante. El preparador físico ha desarrollado una plan muy controlado que comenzó en el confinamiento y ha tenido su prolongación en las 15 sesiones de trabajo que ya acumula el equipo desde la vuelta a la actividad, primero de forma individual y después en grupos de 10 futbolistas.

En este periodo de preparación, no ha habido demasiados contratiempos. Solo molestias puntuales y el percance de Funes Mori, quien tuvo que retirarse con problemas musculares de una sesión de trabajo.

Romero ha tenido especial cuidado con futbolistas mas veteranos como Cazorla, Albiol o Bacca, a quienes ha mimado con una preparación específica para sus circunstancias personales y dando más intensidad a los mas jóvenes. El Villarreal sigue quemando etapas hasta el 12 de junio, fecha marcada para la vuelta.