La confirmación por parte del Villarreal del regreso de Santi Cazorla al club amarillo para ponerse a las órdenes de Javier Calleja en la próxima pretemporada fue recibida con entusiasmo en el mundo del fútbol, huérfano desde hace casi dos años de la calidad, pero sobretodo, de la alegría que desprende el jugador asturiano dentro y fuera de los estadios.

Compañeros que han compartido vestuario con el centrocampista en sus 15 años en la élite, los que lo harán a partir del 9 de julio en la pretemporada del Submarino, clubs en los que ha dejado la impronta de su talento y, por supuesto, una selección española en la que Santi fue uno de los precursores de la tiranía de los bajitos iniciada en la Eurocopa del 2008 dejaron sus felicitaciones para el futbolista de 33 años.

La ‘pillada’ con Casillas

Uno de los primeros en alegrarse por la «nueva oportunidad» que brinda el Villarreal a Cazorla fue Iker Casillas, protagonista involuntario de la pillada al asturiano en agosto del 2008, cuando se presentó la ocasión de llegar al Real Madrid tras el triunfo en la Eurocopa. «Bueno, trátame bien ahí, ¿eh? Apóyame un poco que voy de nuevo y no tengo ni puta idea». Ese diálogo captado por las cámaras de Canal 9 obligó a una rapidísima reacción del presidente de la entidad amarilla, Fernando Roig, que solo horas más tarde anunciaba la renovación de Cazorla por seis temporadas.

La de Casillas fue una de las muchas amistades que granjeó Cazorla en su paso por la Roja, que ayer, poco antes del desplazamiento de la selección de Lopetegui hacia tierras rusas, quiso sumarse a la felicidad del asturiano por su nuevo paso. «Nuestro mejores deseos», le remitió el equipo nacional a uno de los héroes del título continental del 2008 —cómo olvidar su sangre fría en la tanda de penaltis de cuartos de final ante Italia— y mundialista en la cita del 2014. Examarillos como Mateo Musacchio —«vuelve la magia», señaló en sus redes sociales— o Sorín también tuvieron mensajes de apoyo para Cazorla, al que el actual vestuario del conjunto amarillo ya espera con los brazos abiertos para aprovechar su sabiduría futbolística. «Un lujazo de los grandes», destaca el defensa Álvaro González.