No ha sentado nada bien a la plantilla del Valencia la última bronca de Marcelino tras la dura derrota en Vallecas que rompió una racha histórica de 17 partidos seguidos sin perder (los che no caían desde el (1-0) en Copa contra el Getafe el 22 de enero). «No me gusta ver a mi equipo jugar de esta forma. Vi a un Kondogbia extraordinario. Si le hubieran acompañado los demás estaríamos hablando de otro resultado», manifestó el asturiano, enfadado aún por un tropiezo que frenó en seco las aspiraciones de acercarse a la cuarta plaza. «Somos una familia, tenemos que estar en las buenas y en las malas. Siempre equipo», replicó el central Ezequiel Garay en redes sociales, dando a entender que los trapos sucios deben lavarse dentro del vestuario sin señalar a nadie, como en su día hicieron los futbolistas con el técnico.

El argentino seguro que recordó la situación vivida semanas atrás, cuando el técnico estaba contra las cuerdas, al borde del despido, y los pesos pesados del vestuario (con Parejo y Rodrigo al frente) para defender públicamente la continuidad del míster. Por eso Garay debe pensar que Marcelino, por muy mala imagen que diera el Valencia frente al Rayo, aunque con más acierto en el remate el resultado hubiese sido diferente, no debe romper la armonía que reina en el seno de la plantilla en plena recta final, con todos los frentes abiertos.

El jueves (21.00 horas) tienen un encuentro importantísimo en el Estadio de la Cerámica frente al Villarreal en los cuartos de final de la Europa League. Es baja casi segura Kondogbia, que el sábado regresó cojeando y ayer fue operado por un hematoma intramuscular extenso en su muslo izquierdo, informó el club, sin detallar del periodo de recuperación, aunque parece que se perderá lo que resta de campaña. Tampoco son optimistas con Piccini (en la agenda del PSG). Carlos Soler será baja por sanción.