El Playas de Castellón degusta su segundo título en la Copa de Europa, la competición más importante a nivel de clubs. Tiene un sabor especial, no solo porque ha sido en casa, sino por el regusto amargo del año anterior, porque la mínima ventaja denota el trabajo colectivo de todos sus atletas aportando todos y cada uno de los 122 puntos (uno más que el Fenerbahçe)... Pero, sobre todo, premia el proyecto integral de un club que lleva más de una década sin perder ni un solo título nacional masculino y que ahora amplía su dominio más allá de las fronteras españolas.

La entidad castellonense cuenta con alrededor de 900 atletas, que aportan, además de su calidad y competencia, en torno a la cuarta parte del presupuesto (1,2 millones de euros), sostén importantísimo como el Villarreal CF y la Fundación Trinidad Alfonso, aunque la mayor parte de la aportación económica (más de la mitad) corresponde a instituciones públicas, sobre todo de la Diputación de Castellón, que ve premiada su apuesta con recompensas como este galardón.

Además del éxito deportivo, está el organizativo, reflejado en la respuesta del público en los dos días de competición. Porque al margen de subir a lo más alto del podio (el equipo femenino, por cuestiones burocráticas, no pudo participar), el Playas, como organizador, se había marcado el reto de desarrollar la mejor Champions de la historia. Lo cual, a juicio del club, también se ha cumplido, «con una muy buena organización» y «llenando prácticamente las pistas de Gaetà Huguet de espectadores, que vibraron con la actuación del equipo y que no dejaron de animar hasta el último momento», según apuntan desde el Playas. Nada que ver la modestia del 2009, lo que denota el propio crecimiento vertiginoso de la entidad castellonense.