Temporada nueva... viejos males. El Villarreal CF tiene un problema de altura. Al igual que sucediera la pasada campaña, el Submarino volvió a mostrarse el pasado sábado ante el Granada, en duelo que terminó con empate 4-4 en el Estadio de la Cerámica, como un equipo débil en el aspecto defensivo. A los amarillos les marcaron cinco goles —uno de ellos fue anulado a Ramos por fuera de juego en el minuto 90— y, además, el guardameta Andrés Fernández evitó dos clarísimos en la primera mitad, con 0-0, y un par más con paradas felinas en el segundo acto.

Es por ello que nadie en el seno del conjunto amarillo ha ocultado que los fantasmas del pasado ejercicio todavía planean sobre el coliseo groguet.

EL JUEGO AÉREO

El principal problema que evidenció en su estreno liguero el pasado sábado el combinado de Javi Calleja fue la defensa de los balones aéreos del rival. En la mayoría de acciones en las que el Granada atacó por arriba, o tuvo que emplearse Andrés Fernández o bien los andaluces remataron a portería, con mucho acierto como refleja resultado final, un 4-4 que encendió nuevamente la luz de alarma en el seno del Submarino.

En especial, destacaron en lo negativo los errores en las marcas a la hora de defender ese tipo de acciones a centros por arriba del rival, que condenaron al conjunto de la Plana Baixa ante un recién ascendido.

No en vano, el propio Javi Calleja reconoció, tras el encuentro ante el conjunto nazarí, que deben trabajar las próximas semanas para paliar dicha carencia. El preparador madrileño recalcó que, de cara al futuro, su equipo debe fijar mejor las marcas, ser más contundentes. «No podemos tener esos descuidos en esas jugadas, son jugadas que dan muchos puntos», admitió el míster.

COMO EL AÑO PASADO

Un mal endémico que ya se produjo el pasado ejercicio, en el que el Submarino dejó escapar demasiados puntos en el Estadio de la Cerámica, una circunstancia que le condenó a tener que pelear por la permanencia durante todo el año.

El mismo Calleja confesó que el problema ante el Granada fue «no saber cerrar el partido, con dos goles de ventaja, y controlar más el ritmo del juego», ya que el último cuarto de hora fue un correcalles que no se supo frenar y privó a los amarillos del triunfo, cuando la ventaja era de 4-2, dejando un mal sabor de boca.

INTENSIDAD AL INICIO

Y el otro pero que el técnico detectó del debut en Liga fue «la poca intensidad al inicio del partido», en la que el Granada fue mejor y presionó la salida de balón. Sin duda, Calleja ha tomado nota de los problemas de su equipo.