Miles de personas --el Ayuntamiento cifró en 40.000 el número de aficionados que vieron los últimos kilómetros--, y temperaturas que bordearon los 40 grados, dieron la bienvenida a los corredores de la Vuelta, que ayer comenzaron la semana decisiva de competición con una meta en Peñíscola. Llegaron a buena velocidad, mejorando las previsiones de tiempo más optimistas, y brindando grandes emociones a los asistentes. Especialmente los colombianos, que se desviven por su ídolo, Nairo Quintana. Fue el caso de Sandra, que junto a una amiga vino desde Vila-real para ver pasar a su compatriota. Ella fue de las que aguantaron el calor sofocante para ponerse en los mejores sitios, cerca de la meta.

La llegada del pelotón, procedente de Alcañiz, requiere como en cada etapa la puesta en marcha de un gran engranaje, que abarca camiones de todos los tamaños, miles de vallas para seguir el esprint en vivo y un personal que procura que todo esté a punto en el momento adecuado. Desde las siete de la mañana, la avenida Papa Luna se fue transformando por completo, en medio de una expectación creciente. A las 12.00 horas se contaban por cientos los curiosos que se acercaron a una línea de meta que justo se estaba pintando. Los operarios encargados de esta labor son, de hecho, los trabajadores más fotografiados de España en estos días.

Para amenizar la espera se cuenta con algunos alicientes. Uno de ellos es la Vuelta Júnior, en la que más de un centenar de escolares procedentes de la comarca del Baix Maestrat compitieron a lo largo del último kilómetro de la etapa. El alcalde de Peñíscola, Andrés Martínez, fue el encargado de cortar la cinta inaugural de la prueba, y proceder a la entrega de premios, junto con el diputado provincial de Deportes, Luis Martínez, en el mismo podio que después pisarían los mejores ciclistas profesionales. La llegada de la caravana publicitaria, en la que el principal patrocinador --Carrefour-- tuvo un papel fundamental, acabó de animar a los espectadores, con el regalo de todo tipo de obsequios.

Tras el final de etapa, el foco de atención estuvo en el podio. El presidente de la Diputación, Javier Moliner; y el alcalde de Peñíscola, Andrés Martínez, fueron los encargados de entregar el trofeo al ganador de la etapa.

Y esta escena cerró una intensa jornada, que había comenzado unas horas antes en Alcañiz y que se había adentrado en la provincia de Castellón, por Sorita, poco antes de las tres de la tarde. Luego la serpiente multicolor pasó por Morella, considerado como Peñíscola como uno de los pueblos más bonitos de España. De Els Ports emprendieron un rápido descenso hacia la costa, con paso por Vinaròs y Benicarló antes de la meta en la Ciudad en el Mar. Y en las diferentes poblaciones, los aficionados se volcaron con el paso de los ciclistas, que dejaron unas estampas espectaculares. H