Punto y seguido en Badalona (1-1). El Castellón, después de desaprovechar la primera parte, espoleado por los cambios, reaccionó a tiempo para sumar un punto que le mantiene en zona de play-off, condición que habría perdido de haber perdurado el 1-0 del entretiempo. Alfredo Gutiérrez, reaparecido de la nada, sirvió el gol a Juanto Ortuño, haciendo justicia a una segunda parte enteramente albinegra y que, incluso, dejó la sensación de que el empate supo a poco. Así las cosas, los orelluts continúan en el compacto vagón cabecero, reducido a cinco equipos.

La tarde nacía con la exigencia de, como mínimo, puntuar. El Castellón, que partía esta 25ª jornada desde la segunda plaza, había sido desplazado de la zona de privilegio por las victorias matinales de Villarreal B, Cornellà y Barcelona B. El caso es que afrontaba uno de esos compromisos con más que perder que de ganar. El Badalona, uno de los animadores de esta revolucionaria Copa del Rey, todavía no conocía de victoria en 2020 y estaba en una situación apurada, a cinco puntos de la salvación.

Óscar Cano dio a entender, con su alineación, que el partido frente al Espanyol B le había dejado más que satisfecho. Mismo once, repitiendo nuevamente con Íñigo Muñoz por la izquierda, lo que otra vez traía aparejada la suplencia de Rubén Díez. Si acaso, una pequeña variante, al situar, de entrada, a Rafa Gálvez como central zurdo y, a su derecha, Eneko Satrústegui.

POCO QUE RASCAR // No obstante, los albinegros tiraron por la borda la primera mitad, penalizado por el único disparo entre palos hasta entonces, en un gol con reminiscencias al de la salida anterior, que entonces acarreó la derrota (Olot). Antes y después de ese minuto 32, muy poca chicha. Difícil encontrar un periodo más plano del Castellón, ofensivamente hablando, que los primeros en Badalona, en el que César Díaz apenas si tocó balón y la única noticia de Juanto Ortuño fue la reclamación de un penalti de Miquel Robusté, cuando el primer acto agonizaba, en una acción sin consecuencias más allá de sus infructuosas protestas. Después, el abuelo José Miguel Morales (43 años) se complicó la vida en una balón colgado de Víctor García, que no parecía ser nada del otro mundo.

EL CASTIGO POR DUDAR // La teórica advertía de que el campo del Badalona es otra cosa. Allí, donde los albinegros aún no habían marcado en Segunda B, se enredaron frente a un adversario con el agua al cuello, que basó su plan original en un repliegue no demasiado intensivo, trabar la circulación de balón de su oponente, emplearse con contundencia (cuando no con dureza) y esperar la suya, bien a balón parado (posee gente experta en estas lides y con envergadura) o a la contra. Así gestó el 1-0, cuando Víctor García estuvo tibio con Chema Moreno, cuyo cuerpeo desarboló al lateral izquierdo barcelonés en una acción aparentemente inocua para recorrer su banda y ver la incorporación en solitario de Kilian Durán, a quien le bastó un disparo orientado, al primer toque desde el semicírculo, para colocar el balón lejos del alcance de Álvaro Campos, exigido solamente cuando, cinco minutos antes, se había llevado por delante a Hugo Esteban, tras contactar primer con el esférico. El árbitro, el murciano Campos Salinas, se inhibió, como lo haría posteriormente con la acción ya reseñada del atacante yeclano.

Tan poco le había gustado esta vez lo que había visto, que Cano, a quien le cuesta mover el banquillo, dejó en la caseta a Kako y Víctor García para dar entrada a Adrián Lapeña (último de los cuatro fichajes invernales que faltaba por estrenarse) y a Rubén Díez. El 10 casi sorprende en un córner, después de que el radar César Díaz no hubiera detectado a Jorge Fernández, totalmente solo, acabando la jugada el albaceteño, con más fuerza que tino.

NUEVOS AIRES // Está claro que el Castellón tenía otro cariz, después del desierto que precedió al intermedio. Los albinegros insistieron, con interesantes aproximaciones, fruto de un mayor criterio e intención en la circulación de balón, que no cuajaban aún en el empate al no enfocar los remates los tres palos.

En esas Cano agotó los cambios. Con David Cubillas como único de los 19 desplazados que no se vistió de corto, el granadino vio lo que le quedaba en el banquillo y escogió a Alfredo Gutiérrez, infrautilizado hasta la fecha. La primera internada por la izquierda, heredando el rol del hombre a quien relevó (Íñigo Muñoz), sirvió para cargarse de un plumazo a todo el sistema defensivo del Badalona, que hacía tiempo que lo había fiado todo al 1-0. Juanto Ortuño, quien hace de su colocación una virtud, volvía a estar en el sitio adecuado en el momento oportuno para empujar el 1-1. Ya antes José Miguel Morales había hecho una sensacional doble intervención a un tiro lejano del delantero murciano y, en la continuación del ataque, a uno a quemarropa de César Díaz.

MÁS OCASIONES // El empate no cambió la inercia de la segunda parte, con un Castellón que no dejó de atosigar al Badalona, que cada vez salía menos veces y con menos efectivos. Alfredo Gutiérrez tuvo su ocasión, como, sobre todo, un Jorge Fernández que sigue suspendiendo en la definición: totalmente solo a raíz del resbalón del defensa escapulado más cercano, la pifió en su intento de remate. El Castellón todavía quemó sus últimos cartuchos, pero el empate fue inamovible.

La recompensa fue valiosa. Tanto, como ese regusto de oportunidad perdida, no solo por la situación clasificatoria de ambos contendientes, sino por la abrumadora superioridad de un equipo muy mejorado con los cambios y que conserva su sitio entre los cuatro primeros.