Minuto 64. Raba pierde el norte y hace una entrada a destiempo y sin sentido sobre Busquets. El árbitro le muestra la cartulina roja. Ese fue el punto de inflexión de un partido en el que el Villarreal mantuvo sus opciones de finiquitar la imbatibilidad del Barcelona en esta Liga. Un error infantil, un exceso de corazón o una jugada desafortunada, pero sin duda la acción clave de un encuentro que hubiera podido ser muy distinto. Lo que sucedió a partir de ese instante ya fue un monólogo del equipo de Valverde.

Para ganar a un equipo de la calidad y el potencial del azulgrana todo tiene que rodar perfecto. Ayer podía haber sido uno de esos días en el que puedes convertir al Barça en vulnerable pero no fue. Y llorar lo que no pudo ser no tiene sentido. Casi peor que la derrota son las secuelas de la misma. El Villarreal sigue incrementando su listado de bajas. En Vigo no podrá contar ni con Bakambu ni con Raba, porque ambos serán castigados por Competición por acumulación de amonestaciones y por la roja directa.

Mientras en el Barcelona lloraban la baja de Iniesta, importante por supuesto, el entrenador del Villarreal echaba mano de cantera y de imaginación. Rúben Semedo regresaba después de más de dos meses y medio a un once, pero además lo hacía como mediocentro, una posición en la que solo se le recuerda en su etapa en el Reus. Javi Calleja hizo suya los principios fundamentales de las teorías de Charles Darwin acerca de la adaptación de la especies al hábitat para sobrevivir. Un copia y pega motivado por las bajas importantes y también porque llegaba a Vila-real el súper Barça de Messi y líder de la Liga. La ubicación del central portugués a la medular vino acompañada también de la titularidad de Raba y de un cambio de sistema con un 4-5-1 con Bakambu como único delantero (único disponible), aunque dejando a Roberto Soriano y a Raba muy cerca del máximo goleador amarillo. El Villarreal perdió ese aroma de equipo ofensivo para intentar controlar a un rival plagado de talento y que posee el plus Messi.

El Barcelona se hizo dueño del balón, pero eso no se traducía en dominar también el partido. Sí, tenía el mando, pero no lograba conectar con el fútbol que pretendía y menos con la portería de Asenjo. El Villarreal por su parte estaba replegado en su campo pero salía a buscar al Barça en la presión sobre el balón y ofrecía sensación de peligro cuando se proyectaba a la contra. El partido tenía dos arquitectos del juego ofensivo: Roberto Soriano, por un lado, y Messi por los azulgrana.

El Barça se retiró al descanso con un aplastante 78% de posesión de balón pero en ocasiones el Villarreal mostró más las uñas. Y esos que la primera gran ocasión la tuvo Gerard Piqué con un remate de cabeza al poste a los tres minutos. Luego las genialidades del 10 y poco más.

ACOSO AMARILLO / El Submarino, con un Soriano participativo, motivado y exhibiendo su talento descomunal, puso a prueba a la defensa culé en repetidas oportunidades. Un remate de Raba a un centro del extremo Jaume Costa, tres remates de Roberto Soriano, a cada cual más peligroso. Pero la más clara la tuvo el italiano cuando encaraba solo a Ter Stegen en posición legal y el árbitro cortó la jugada por interpretar fuera de juego. Soriano salió muy justo pero por detrás de la defensa del Barça.

A pesar de su planteamiento más conservador, los amarillos habían gozado de ocasiones para matar al líder. El Barcelona se confiaba a Messi, quien aprovechó una indecisión de Rúben Semedo para dejar con la respiración contenida a la grada amarilla. Y con tablas, e igualdad máxima se llegó al descanso con el 0-0.

Al Villarreal se le puso todo cuesta arriba a la vuelta al terreno de juego. El primer contratiempo la lesión de Semedo. No es que el portugués hubiera sido un hombre clave para el equipo local, pero el cambio obligó a mover piezas... y cuando algo funciona bien lo mejor es no tocarlo. El partido mantuvo el mismo guión, pero con el Barcelona más cauteloso en la cesión de espacios, lo que dejaba el juego en un tratado de no agresión por ambas partes. Pero todo cambió cuando a Raba se le cruzaron los cables y se precipitó en una entrada sin sentido y a destiempo sobre Busquets. ¿Podía haberse quedado en una amarilla como castigo? Sí, pero la acción merecía la tarjeta roja. Y en ese momento empezó a marchársele el partido al Villarreal.

Calleja reestructuró las líneas con la entrada de Rukavina por Soriano y dejando el dibujo de los amarillos en un 4-4-1. El Barça empezó a tocar y a tocar, con paciencia y buscando a Messi. El argentino encontraba ahora mas espacios. Y él fue quien cocinó la jugada del 0-1 en una pared con Luis Suárez que el uruguayo ejecutó con la voracidad de un 9 de pura raza como es él.

LA SENTENCIA / Si plantarle cara al Barcelona es difícil en igualdad numérica, la empresa se antojaba casi quimérica con 10 jugadores. Aun así, Trigueros probó las cualidades de Ter Stegen con un disparo desde 20 metros que el alemán sacó con apuros. Eran ramalazos de orgullo del Villarreal, que acabó de doblegar la rodilla con el 0-2 que llegó después de un error de Victor Ruiz que entregó el balón a Busquets, quien se lo dejó a Messi para que ejecutara definitivamente al Villarreal. Hasta el final… minutos de la basura. Anoche no era el día. Para ganar al Barça todo debe rodar a la perfección y quedarse con 10 con media hora por delante es un lastre demasiado grande. Lo peor es que el Villarreal se queda sin delanteros para el partido de Vigo. Más problemas para Calleja. Más dificultades.