Cómo hemos cambiado. Hace un mes, el Villarreal afrontaba con toda la ilusión del mundo la eliminatoria contra el Olympique de Lyón y aspiraba a descabalgar al Valencia de la cuarta plaza tras recortarle un buen puñado de puntos. Hoy, apeados de Europa y después sumar solo cuatro puntos de 18 posibles en Liga, la situación es bien distinta. Estos son los porqués.

Plantilla debilitada

En el mercado de invierno muchos rivales aprovecharon para potenciar el nivel de su plantilla. Hasta ahora, parece que el Villarreal se ha debilitado... No por número, pues la salida de Bakambu se contrarrestó con las llegadas de Roger Martínez, Javi Fuego, Salem y Enes Ünal, repescado de su cesión al Levante, pero ninguno de estos tres refuerzos ha dado el nivel esperado. Por si fuera poco, lesionados como Bruno, Sansone o Semedo, suspendido de empleo y sueldo tras sus problemas judiciales, no han reaparecido.

Una cuestión de pegada

La salida de Bakambu ha coincidido con una flagrante ausencia de gol. En los últimos ocho encuentros, los de Javi Calleja tan solo han sido capaces de materializar cinco goles. Un pobre bagaje para un equipo que sí genera ocasiones suficientes como para llevar mejores números. Sus delanteros son los más señalados, pues Roger no se ha estrenado, Ünal está lejos de los registros que se esperan de él y el rendimiento ofrecido por Bacca también ha bajado.

Errores en área propia

El primer gol encajado ayer por el Girona es paradigmático. En la misma jugada se pueden contabilizar hasta dos errores de bulto. El primero, de Rodrigo en la salida de balón. El segundo, en la marca a Stuani, que le gana la posición y remata a las redes. No es la primera vez que sucede.

Los árbitros no acompañan

A un colegiado no se le puede pedir que ayude, pero sí se le debe exigir que no perjudique. Por desgracia para el Villarreal, son ya varias las actuaciones arbitrales que le han costado puntos recientemente. Sin ir más lejos, recordar el perjuicio provocado ante el Espanyol por Munuera Montero. No mucho más afortunado estuvo ayer González Fuertes, pues se tragó dos penaltis en el área de Girona —uno a Álvaro y otro por mano de Juanpe—, y el segundo gol visitante llega precedido por un fuera de juego de Portu.

Una cuestión mental

El propio Javi Calleja reconocía ayer que el equipo «debe recuperar la confianza». Eso se consigue con resultados, pero el cuerpo técnico también tiene trabajo que hacer para que el Villarreal recupere la sonrisa en el campo y la frescura en su fútbol.