Cuando parecía que nada podía andar peor en la polémica inauguración de la Villa de los Atletas de Rio 2016, el alcalde de Río de Janeiro hizo su aparición estelar. "Pondremos un canguro frente a su edificio para que se ponga a saltar y se sientan en casa", declaró en tono jocoso Eduardo Paes intentando, con un estilo muy carioca, restar importancia a las fuertes críticas del Comité Olímpico Australiano. El 'zasca' de los 'aussies' no se hizo esperar y la respuesta del presidente de su comité, Mike Tancred, se hizo viral en las redes sociales: "Queremos fontaneros, no canguros". Con esta contundencia, el australiano hizo entender de una vez al alcalde olímpico que no han venido a Rio a escuchar chistes sino a ganar medallas.

Rectificar es de sabios y tan solo un día después, tras un monumental aluvión de críticas en la prensa del país, Paes admitió: "Es cierto que el edificio de Australia era el que peores condiciones presentaba". Con un rostro mucho más serio, el alcalde prometió solucionar los problemas y entregar personalmente los apartamentos de la delegación de Australia el miércoles. Sorprendidos con el cambio radical de actitud de Paes, los australianos supieron reconocer el esfuerzo y parecieron llegar a un acuerdo amistoso de "no agresión". A última hora del lunes, la responsable de todo el revuelo olímpico y jefa de la delegación de Australia, Kitty Chiller, agradeció las reformas de urgencia en su edificio y afirmó: "La Villa de Río 2016 será la mejor de todas".