Quisieron Chris Froome y Alberto Contador recibir a los periodistas en salas de sus hoteles, más cómodo y menos ajetreado para corredores repartidos en una circunferencia a través de Normandía de más de 100 kilómetros. Por esto, hasta este viernes, cuando acudían líderes y gregarios de otros equipos a las instalaciones oficiales del Tour, ubicadas en la ciudad de Saint-Lô, solo se veían sillas vacías en el gran habitáculo creado como sala de conferencias... hasta que vino Nairo Quintana, hasta que el ciclista colombiano del Movistar movilizó a los medios informativos acreditados en la 'grande boucle'. Dos años segundo en dos participaciones (2013 y 2015) lo avalan como un serio candidato a llegar de amarillo a París el día 24.

Delgadísimo (al igual que Froome y Contador), con la cara quemada por el sol inexistente en Normandía, ni está ni se le espera, y sin la compañía de Alejandro Valverde, que se quedó en su habitación porque el Movistar no quiso este viernes que el ciclista murciano le quitase protagonismo a un corredor que se comprometió a cumplir "el sueño amarillo", el lema del conjunto español en esta ronda francesa. Todos para Nairo, unidos en el que junto al Sky es el conjunto más fuerte de esta ronda francesa, sobre todo gregarios españoles y colombianos para impulsar de la mejor manera a Nairo hacia el jersey amarillo, aunque siempre con una distinción: Valverde no es un gregario, sino un jefe al servicio de su mejor alumno para que llegue de líder a los Campos Elíseos, tal cual hizo en este mismo equipo hace dos décadas Pedro Delgado con Miguel Induráin.

VALVERDE Y COLOMBIA

Valverde gozará de la libertad que le provoca su carácter pero siempre mirando a un lado y a otro dónde se encuentra Quintana, con toda la prensa de su país, Colombia, siguiéndolo en este Tour y recordando las viejas épocas de Lucho Herrera y Fabio Parra. "Estoy muy tranquilo, con muchas ganas y a un gran nivel en este Tour", palabra de Nairo, el mismo que informó que había entrenado específicamente series en la montaña para contrarrestar un ataque seco de Froome, como el que siempre acostumbra a realizar el ciclista británico en la primera gran llegada en alto del Tour. "Otros años no pude seguirlo, este trataré de hacerlo".

Sin olvidar a Contador, el tercero en discordía, Quintana asegura (al igual que hizo el jueves el ciclista madrileño) que la concentración de montaña que aflora en la tercera semana "provocará grandes diferencias", en un Tour con una montaña que "me favorece y me gusta".

"De mis dos Tours anteriores he aprendido a tener más tranquilidad y saber realmente cuándo hay peligro y dónde estar atento", teoría necesaria para conseguir la victoria. Por esta razón a su hija le ha prometido que le llevaría los leones del Tour, los peluches que se regalan cada día al corredor que viste de amarillo. "Pero antes deberé ganarlos". La batalla empieza este sábado en el Mont de Sant Michel.