Quique Álvarez (Vigo, 20 de julio de 1975) se formó como futbolista en la cantera del Barça. Y también como entrenador. Al inicio de la octava temporada, en septiembre, recibió una llamada de su excompañero Javier Calleja para ayudarle en el Villarreal, el otro club de su vida.

—De enseñar a niños a dirigir a profesionales. Menudo salto. Me llegó la oferta y debía tomar una decisión rápida. No era algo que buscara. Se presentó la ocasión y me apeteció probar algo nuevo. Era el momento. Llevaba muchos años en la cantera del Barça. Siempre cuesta irte de lo que consideras que es tu casa, pero pensé que era el momento de probar. Y el mejor lugar para probarlo era el Villarreal, un club que conozco, con unos técnicos y dirigentes que conozco. Todo me empujaba a aceptarla.

—¿De no ser el Villarreal se habría ido? ¿Y que fuera Calleja, un excompañero, ha influido? No lo sé, pero sí sé que el hecho de que fuera el Villarreal ayudó. El club y su gente, claro, facilitaban el cambio. Cuando hablé con Calleja vi que teníamos una idea similar, cuadraba bastante. Si sus planteamientos hubieran sido muy distintos, igual no habría aceptado.

—¿Ser entrenador profesional era una de sus aspiraciones? Sí. Cuando uno decide ser entrenador quiere ir progresando y asumiendo retos. A mí me gusta mucho el fútbol base, pero si te llega una oportunidad de la élite, porque la Liga y el Villarreal son la élite, es la oportunidad perfecta.

—¿Y le gusta lo que está viendo? Sí, estoy muy cómodo. El Villarreal es el club que conocía, manda la misma gente, pero tiene más recursos y más infraestructuras. Cuando yo era futbolista este club ya era un lugar excepcional en el que estar.

—¿Cómo ve al Barça? A un nivel muy alto, como dicen los números. Hay gente que se queja de que no juega bien, pero sabe a qué juega. El trabajo de Valverde y su grupo es excepcional. Lo que pasa es que estamos muy bien acostumbrados, demasiado bien acostumbrados. Se exige ganar jugando muy bien. Ahora se gana, quizá de forma menos bonita, pero es un equipo muy efectivo.

—¿La efectividad es el recurso en épocas de carestía? Soy de los que creen que en el fútbol se ha de buscar la victoria a partir de jugar bien.

Quique y Vicente se encaran en un Villarreal-Valencia de la Copa UEFA. / MIGUEL LORENZO

—¿También lo cree el Villarreal? También, también. Nuestra idea busca el ganar tratando de ser el dominador del juego, de ser protagonistas con el balón, con otros registros diferentes al Barça porque los jugadores son diferentes. Pero cuesta. Estamos en el proceso.

—¿El objetivo del Villarreal cuál es? La aspiración es tocar las plazas europeas. El club tiene herramientas y presupuesto para conseguirlo. No es fácil atender tres competiciones, aunque vamos sextos en la Liga, hemos terminado primeros en la Europa League y seguimos vivos en la Copa. El reto es conquistar algún título, es lo único que le falta al club.

—El Celta tenia la ventaja de conocer al Barça por Unzué, dijo Valverde. ¿El Villarreal tiene la misma ventaja con usted? No tanta. Juan Carlos vivió en primera persona dentro del vestuario qué se hacía y con qué propósito. Yo no. Yo puedo tener los conocimientos de los partidos que he visto y de los mecanismos, pero a distancia: Unzué y yo estábamos en el mismo club pero en distintos equipos.

—El último canterano que ha ascendido es Deulofeu. Y el penúltimo Rafinha. ¿El Barça tiene un problema? Los jugadores saldrán. La cuestión es creer en ellos. Tendremos el problema cuando no creamos en ellos. Veo que Valverde cree en la cantera. La formación de los jugadores debe estar por encima de los resultados. Pedro salió cuando estábamos en Tercera, Busquets no jugó en Segunda. Se trabaja bien y hay calidad en los jugadores; falta, quizá, el último paso de confiar en ellos, sabiendo que, al final, necesitarán más adaptación y aprendizaje. Excepto Messi, los demás, incluso Xavi e Iniesta, necesitaron un tiempo en el primer equipo para llegar a ser quienes han sido. Es lo que quiero creer.

—¿Falta más fe que calidad, opina? El listón está muy alto. No podemos pretender que salgan generaciones cada año, aunque sí deberían aparecer futbolistas de la llamada clase media. Igual hay que hacer algo de autocrítica. El castigo de la FIFA también afectó. Conozco a los juveniles actuales y algunos podrían dar el salto. Hay chicos que tienen recorrido. No diré nombres, Pero no olvidemos que hablamos de subir ¡al primer equipo del Barça!

Edmilson y Quique pugnan en el Barça-Villarreal jugado en mayo del 2005. / JORDI COTRINA

—¿El Barça ha perdido el estilo, lo ha cambiado? El Barça conserva su estilo, pero ha cambiado ciertas cosas. Lo que no puede perder es la pretensión de ser dominador del juego, y no la ha perdido, con los matices de si presionas más arriba o más atrás, ni la vocación de cantera. Pero repito, estamos muy mal acostumbrados con el Barça, es muy difícil mantener un nivel tan alto tanto tiempo.

—¿Se fue con la idea de volver o su camino va en otra dirección? El fútbol no sabes dónde te lleva. Ojalá vuelva algún día, es mi casa, donde he crecido y me he formado, pero tomé este camino sin pensar dónde me llevará.

—La última: ¿cómo piensan frenar a Messi? Como podamos. Trabajando mucho como equipo, ayudándonos todos muchos. Está claro que un marcaje individual no es suficiente. Messi tiene una superioridad técnica sobre los demás futbolistas que no basta con un jugador. Es inteligente, hace todas las cosas con sentido y parece que no está, pero está. El problema con el Barça es que no está solo él.