La de ayer fue una de las tardes grandes de Castalia, de las que no se recordaban. Hacía muchos años que, sin contar partidos de play-off, no se respiraba un ambiente como el que se vivió en el coliseo albinegro.

Los bares, las avenidas y cualquier rincón colindante al estadio respiraba fútbol. La gente se concentró a la hora del carajillo, alrededor de las tres y media... a las cuatro tocaba recibir al equipo a su llegada.

El CD Castellón decidió que los gladiadores de Sergi Escobar llegaran juntos, en autobús, como lo hacen los club grandes… y el Castellón lo es. Bufandeo y ambiente ensordecedor para acoger a unos futbolistas de Tercera pero con alma de Primera.

Con cánticos y alguna que otra bengala llegó el autobús al recinto, con la piel de gallina tanto de jugadores y cuerpo técnico como de quienes coreaban el «Pam, pam, orellut…».

Homenaje a Jorge Traver

La tarde fue de reconocimientos. Tras la llegada del equipo, y previo digestivo en los bares colindantes, la afición comenzó a llenar el estadio. No en vano, Castalia congregó ayer a 13.000 fieles... sí, sí, en Tercera División. Frótense los ojos.

Y llegó el turno para la emoción, para humedecerse los ojos. El club rindió tributo a Jorge Traver, fotógrafo desaparecido la pasada semana a la edad de 45 años. Su familia, con su padre, Wamba, que da nombre a una saga de fotógrafos, a la cabeza, ofreció una de sus cámaras en una silla de fotógrafos que se ubicó en el córner del fondo sur con tribuna, junto a varios ramos de flores y su foto.

La ovación del público fue espectacular, así como la de todos sus compañeros de profesión presentes en el estadio.

Racic, por siempre

Tras el calentamiento, el momento más esperado. Tras estar ya los jugadores sobre el césped, desde la puerta de la esquina del gol norte con preferencia, el presidente Vicente Montesinos entró en el campo con un señor mayor, que vestía la elástica albinegra, un hombre que todavía luce pelo blanco alrededor de su calva, y que conserva esas manos que salvaguardaron la portería del Castellón en la década de los 70 y 80, en Segunda División A y Primera División. Era Dragomir Racic, el ídolo, la leyenda de un Castalia que cayó rendido a sus pies.

Las 13.000 gargantas que corearon su nombre se rindieron en un aplauso eterno que se prolongó minutos y minutos. Un homenaje en vida, como todo crack merecería tener. Racic hizo el saque de honor, el toque que debe llevar al Castellón hacia el ascenso a Segunda División B.

Venta de entradas y abonos

Tras el partido, se formaron las primeras colas para que los aficionados retiren sus abonos para el play-off o entradas sueltas. La masa social orellut no faltará a una fase la cual esperemos que sea solo de una eliminatoria. Tanto sea de una como de tres, todos irán de la mano a por un mismo sueño: el ascenso.