Si los Zidane, Figo, Beckham o Ronaldo son símbolos de una época del Madrid, la de los galácticos, a la que recurre con más o menos frecuencia Florentino Pérez, uno de los estandartes de la cara B de aquella plantilla era Raúl Bravo, un lateral izquierdo cumplidor, más destacado por su físico y compromiso que por su técnica. Llegó a hacer carrera, hasta ser internacional, en un Madrid en el que pocas inversiones iban destinadas a los jugadores que se situaban por detrás de Makelele en el campo, antes de completar dos etapas en Grecia, con regreso a España de por medio, donde la policía sospecha que encontró el proceso de iniciación a las prácticas delictivas que ahora le llevan frente a un juez.

Raúl Bravo fue uno de esos internacionales por inercia, por jugar con más o menos regularidad en uno de los clubs grandes de La Liga. Jugó la Eurocopa de 2004 en Portugal, con Sáez como seleccionador, y terminó como uno de los damnificados del fracaso de aquella generación. Pocas veces, a lo mejor aquella noche de Eurocopa en la que Ronaldo, con Portugal, le hizo un traje para ponerle la puntilla a una España desnortada, tuvo tanta trascendencia mediática como ahora, señalado por las fuentes policiales como el líder de la organización criminal que compraba a jugadores para conseguir dinero con las apuestas.

Valenciano, natural de Gandia, Raúl Bravo llegó a la cantera del Real Madrid en edad juvenil, donde compartió vestuario con los también detenidos Aranda y Borja Fernández, el mismo año que aterrizó en la casa blanca Samu Saiz, diez años más joven que ellos y también investigado.

Después de salir del Madrid estuvo primero un año cedido al Leeds United y se marchó ya en propiedad a Olympiakos, donde encontró la regularidad y la jerarquía que nunca tuvo en el Madrid, al menos durante dos años. Luego jugó en el Numancia, el Rayo Vallecano y el Córdoba, previo paso por Bélgica, antes de terminar su carrera de nuevo en Grecia, en el año 2016, con un paso por el Aris de Salónica, la misma ciudad donde había jugado un año antes Íñigo López, el jugador del Deportivo también detenido.

En el plano empresarial, Raúl Bravo es administrador único de dos sociedades que se dedican a asuntos inmobiliarios (Arena Inversiones Urbanas y Bravo 1981 SL) y que han declarado pérdidas. Además, en el año 2004, Bravo ya tuvo un escarceo con la justicia, cuando tuvo que acudir a una comisaría valenciana tras comprar un coche de alta gama que había sido robado, aunque el asunto no fue a más.