Sabía el Barça que el partido comenzaba a las nueve menos cuarto de la noche? ¿Sabía, además, que la Real, un equipo con una presión ordenada y exquisitamente trabajada, le iba a torturar? No, no existen precedentes de 45 minutos tan indignos, incapaces de encontrar salidas y, sobre todo, dejando una mísera imagen. Acabó el campeón festejando irse al descanso con el 0-0 después de que Eusebio Sacristán, el técnico que, según algunos sabios, no servía para el Barça B, dirigiera una fantástica exhibición donostiarra. A la Real le faltó el gol, pero Anoeta se puso en pie para despedir a un equipo que homenajeó al fútbol. Y se marchó un partido que mereció ganar. El milagro existió para el Barça, que se llevó un punto. De milagro, todo hay que decirlo.

Curiosamente, una vez iniciada la segunda parte, se pensó que el conjunto de Luis Enrique ya habría intuido que el partido estaba en marcha. Ni así. Un catálogo de errores propició el primer gol de la Real. Y único. Un saque largo de Rulli, el meta del equipo donostiarra, desarmó al Barça por una sucesión de fallos. Nadie cazó el primer balón aéreo. Tampoco Mascherano estuvo atento en la cesión hacia atrás para Ter Stegen, que bastante tuvo con salvar el primer disparo de Vela, aunque el premio, más que merecido de la Real, llegó con el cabezazo de William José, que no pudo despejar Piqué. Cada minuto era una tortura para los azulgranas, hasta que un fogonazo de Neymar, que cabalgó por la banda izquierda como si le fuera la vida, permitió descubrir que Messi no necesita muchas balas. Primer disparo a puerta del 10, primer gol del Barça. Era un momento para la esperanza, pero de nuevo cundió el desánimo. Pero, sobre todo, cundió el caos.

Entre la madera, que escupió dos venenosos disparos de Vela, y un gol que era legal, mal anulado a la Real, se le escapó la victoria. Pero no existe mayor drama para el campeón que no reconocerse a sí mismo. Fue una caricatura de Barcelona, que terminó suplicando la hora, que se terminara otra noche maldita en Anoeta. Maldita porque el Barça jamás fue el Barça. Mal presagio con el clásico a la vuelta la esquina y el Madrid ya a seis puntos de los culés.

PIQUÉ, MUY CRÍTICO // «El líder se va a dos puntos más, pero es lo que me preocupa menos ahora mismo. En la primera parte no hubo actitud, el equipo no estaba. En la segunda mejoramos, pero así será muy difícil ganar la Liga», aseguró Gerard Piqué, que se mostró muy autocrítico. No hizo mucha gracia a Luis Enrique esa reflexión. «Las entrevistas justo al acabar el partido son peligrosas», admitió el asturiano. «La Real ha presionado muy bien. Doy el punto por bueno, no nos han dejado hacer nuestro juego. hay que pensar en mejorar. Se verá un Barça muy diferente en el clásico», anticipó Luis Enrique, que felicitó a la Real por completar un «partido maravilloso».