La Real Sociedad se afianza en la zona alta de la Liga Santander después de vencer ayer en Balaídos al Celta con un gol del sueco Isak (0-1), un tanto que llegó cuando el equipo celeste defendía con un jugador menos debido a la expulsión de Pape Cheikh. Este resultado compromete el futuro del entrenador local, Fran Escribá.

El preparador celeste no movió demasiado el equipo titular, salvo las novedades de Pape por Okay y Brais Méndez por el lesionado Rafinha. Mostró el conjunto vigués una actitud defensiva más agresiva, aspecto táctico que reclamaba el entrenador. No se achicó el equipo vasco. Desplegó su fútbol combinativo y dinámico. Se apoderó de la posesión de la pelota. Su pequeño dominio, sin embargo, no se plasmó con ocasiones peligrosas.

El Celta apenas generó peligro hasta la media hora, una seña de identidad del equipo de Escribá esta temporada. Le cuesta desbordar y sorprender al rival. Tira muy poco a portería. En el tramo final de la primera parte, sin embargo, el Celta mejoró notablemente su imagen. Dio varios pasos adelante. Tuvo la pelota y también aceleró su ritmo.

Todo el protagonismo hasta el descanso lo acaparó Santi Mina: un centro peligroso en un contragolpe por la banda derecha, un buen cabezazo a la salida de un saque de esquina y, fundamentalmente, un remate de cabeza al borde del área pequeña, testarazo que se le fue alto pese a estar bien posicionado ante Remiro.

Contratiempos // El segundo tiempo abrió con contratiempos importantes para el Celta: lesión del central Araujo (minuto 59) y expulsión del centrocampista Pape Cheikh (minuto 65). No lo aprovechó el conjunto vasco, más temeroso. Solo lo intentó con un par de golpeos lejanos de Oyarzabal y Zubeldia.

La Real se estiró en el último cuarto de hora. El Celta se protegió atrás, pero en un desajuste defensivo de sus centrales sufrió el tanto de la derrota. Fue en el minuto 82. Odegaard conectó por la zona central con Isak, el delantero sueco ganó la posición a Aidoo y culminó la jugada con un ajustado disparo.