El clásico del Santiago Bernabéu, el de las 13.00 horas en España, pero que son las 20.00 horas en China, que es el mercado del nuevo siglo, representa el punto culminante de una jornada montada a la inglesa, donde todos los partidos, de martes a sábado, tienen como poco sus dos horas bloqueadas, sin interferencias de ningún otro encuentro. Es más, al duelo entre blancos y azulgrana se añaden dos derbis (Celta-Deportivo y Valencia-Villarreal), que no supone problema a los aficionados para moverse en el día previo a las fiestas navideñas.

Como desde hace ya muchos años el fútbol se mueve solo pensando en los ingresos televisivos, castigando, incluso, a los clubs que no sean capaces, como poco, de llenar la tribuna que hay frente a las cámaras. Poco importa el resto, incluso la anulación de goles verdaderos por el ahorro, descarado, del ojo de halcón. Pero este clásico, que verán en 182 países, con una audiencia potencial de 650 millones telespectadores, va a romper todos los récords de despliegue técnico y personal.

Cientos de horas de información en directo, decenas de programas y tertulias, 300 profesionales en el despliegue de viernes y sábado, 30 cámaras (cuatro de ellas, única y exclusivamente, reservadas para todos y cada uno de los gestos de Cristiano Ronaldo, Messi, Zidane y Valverde). Y para que los aficionados se sientan incluso como si estuvieran dentro del terreno de juego, y como novedad en una retransmisión televisiva de LaLiga, el clásico contará con la cámara virtual 360 Be The Player, un lente de Intel 360 que se sitúa en la misma posición donde está ubicado el jugador, lo que permitirá a los espectadores ver la escena exactamente igual que el futbolista, justo antes de realizar la acción. Otra novedad será el Laser Wall, un muro virtual que se alza en el terreno de juego, permitiendo ver con más claridad la posición de los futbolistas en fuera de juego.