Se le había puesto la jornada de maravilla al Madrid con el batacazo del Barça en València y el empate del Pizjuán entre Sevilla y Atlético. Los merengues ya se frotaban las manos viéndose en el liderato, pero el equipo blanco volvió a bloquearse. Hasta 22 veces remataron los hombres de Zidane contra el Betis. Su portero, un inspirado Joel, llegó a perder, incluso, una lentilla, pero ningún balón acabó en la red.

«Así se tiran las ligas», lamentaron desde la capital después de ver una película conocida. El Madrid se quedó seco en tres de las cinco últimas jornadas con dos graves tropiezos. No marcó en el Wanda Metropolitano (0-0), repitió atasco en Mallorca (1-0) y fracasó el sábado en su estadio.

Cuando parecen disipadas todas las dudas respecto a la portería, las miradas se centran en el ataque. Mientras Courtois empieza a demostrar que es un meta fiable y que muchas de las críticas que recibió eran más fruto de la inercia negativa que de su verdadero nivel, en la parcela ofensiva se desata la tormenta.

Karim Benzema es el único delantero que brilla en un Madrid en el que perdura la sombra de Cristiano Ronaldo. El astro francés suma siete goles y tres asistencias en 12 jornadas, cifras a la altura de su categoría.

El galo parece fijo el miércoles en el partido de Champions frente al Galatasaray (21.00 horas), donde podría reaparecer Bale, que ayer trabajó en el césped de la ciudad deportiva, dando un paso al frente en la recuperación de sus problemas en su gemelo izquierdo. La cara opuesta es James Rodríguez, que sigue al margen del grupo por unas molestias musculares. Tanto el galés como el colombiano se marcharon del Bernabéu el sábado antes de que acabara el partido. El reglamento interno ampara a ambos (Zidane les disculpó), pero a la afición no le gustó esa decisión.