Los suplentes del Real Madrid aliviaron el dolor de la derrota ante el Wolfsburgo y, dirigidos por un gran Cristiano Ronaldo, golearon al Eibar 4-0 para mostrar el camino hacia la remontada que tiene que afrontar el conjunto blanco frente al conjunto alemán.

El jugador portugués mostró su cara más amable y, tal vez, la más beneficiosa para su equipo. Completó uno de esos partidos en los que decidió no llenarse de balón para jugar con más generosidad que amor propio.

Cristiano dio un par de asistencias de gol y marcó otro para fundirse a la perfección con ocho compañeros poco habituales en las alineaciones de Zidane, que apostó fuerte con un once inicial repleto teóricos suplentes.

La herida de Wolfsburgo era profunda y tenía que poner una venda para reparar los daños del pasado miércoles. El técnico francés, por un lado, arriesgó al poner nombres con menos ritmo de competición. Pero, por otro, reservó a otros que tal vez necesitaban un descanso antes de la cita decisiva del Wolfsburgo.

De este modo, Keylor, Danilo, Ramos, Marcelo, Kroos, Modric, Bale y Benzema se quedaron fuera y vieron el partido en la grada o en el banquillo. Solo repitieron Pepe, Casemiro y Cristiano, que tenían la tarea de engrasar a otros jugadores que necesitaban reivindicarse. Por encima de todos, en esa situación se encontraban Isco, Carvajal y James.

De los tres, Carvajal y James salieron bien parados. Isco cumplió, pero su actuación pasó más inadvertida. Mientras que James inauguró el marcador con un buen lanzamiento de falta en el tercer minuto de juego, Isco apenas dio una buen pase a Cristiano en el segundo tanto, obra de Lucas Vázquez. Jesé asistió a Cristiano en el tercero y el canario se sumó a la fiesta con el cuarto. H