La vida pasa y el Real Madrid de Bale, Cristiano, Ramos --pero, sobre todo, de Zidane-- sigue ganando. Lo último, una nueva Supercopa de Europa. El Manchester United es su última víctima (2-1), con Mourinho asistiendo al sexto título del francés en solo año y medio, desde que llegase al banquillo del Bernabéu, ese del que fue despachado por Florentino ante la sequía de éxitos. No hizo falta la mejor versión de CR7 (salió en el minuto 82), ni tampoco del galés (sigue alimentando las críticas de sus detractores), porque bajo el mando de Isco (autor de un gol) y el buen hacer de los secundarios (Casemiro anotó el primero), parece imbatible, lo que le permite aspirar al sextete, hazaña lograda por un Barcelona que, este domingo y el próximo miércoles, puede abortar, si logra evitar que los merengues sumen otra Supercopa de España.

El Madrid fue muy superior a su adversario aunque, paradójicamente, los diablos rojos llegaron opciones de forzar la prórroga y, de hecho, Rashford, tuvo una ocasión clarísima.

Mourinho, fiel a sus principios, trató de contener el mayor talento de su adversario con un planteamiento muy defensivo, un 5-3-2 que no evitó la perenne sensación de peligro en los dominios de De Gea. Casemiro remató al poste y, mediado el primer acto, marcaba en una situación reglamentaria al límite (min. 24).

Benzema tuvo el 2-0, que no llegó hasta el arranque de la segunda mitad. Isco, de nuevo tocado por una varita, hizo buena una pared con Bale para poner una distancia ya insalvable en el marcador. De forma sorprendente, el United, cuando estaba contra las cuerdas, ya con todo perdido, abandonó sus precauciones para buscar un imposible. Lukaku, al límite del fuera de juego, acortó distancias: Keylor rechazó un disparo de Matic en corto y el belga esa vez sí superó al costarricense, que estaba vendido (min. 61).

RESULTADO ABIERTO // La entrada de Fellaini aportó contundencia en unos ingleses que lo intentaron, ya a la desesperada. Rashford estuvo tan fino en el desmarque como fatal en la definición. El Madrid también tuvo sus oportunidades de sentenciar definitivamente el duelo (De Gea respondió felinamente a un punterazo de Asensio), pero el 2-1 ya resultó inamovible, pese a los siete minutos de descuento, fruto de los parones para refrescarse de la calurosa noche macedonia.