Cuatro decepciones consecutivas, tres en la Liga (Celta, Barça y Betis) y la última en una Europa League que virtualmente se le escapó de las manos al Villarreal el jueves en el derbi continental ante el Valencia. Y mañana aparece Montilivi en escena, un buen escenario para que los amarillos se rediman de sus últimos pecados y obtengan tres puntos para salir de la zona de descenso, con el permiso de Valladolid, Celta y Levante, los tres antecesores de los groguets en la tabla que afrontan duelos complicados ante Getafe, Atlético y Valencia, respectivamente, todos ellos en zona europea.

Además, revertir la última semana horribilis invitaría definitivamente al Girona a la batalla final por la permanencia. Si el Submarino asalta Montilivi, los catalanes se verán solo un punto por encima de los de Javier Calleja, ya sin el colchón trabajado durante la primera vuelta. Otro premio a la vista para un Villarreal necesitado de estímulos positivos. El último tropiezo con sorpresa final en los últimos instantes, repetido en los cuatro últimos encuentros oficiales, dejó momentáneamente KO a un equipo groguet que esta campaña siempre ha chocado con algún imprevisto que le ha impedido iniciar una línea de regularidad.

EUROPA, PÁGINA CERRADA / El 1-3 ante el Valencia no permitirá que la ilusión europea sirva de impulso en la Liga, pero en el vestuario amarillo tampoco quieren que el golpe del jueves pueda influir en el estado de ánimo para el choque de mañana en Girona. Es la enésima conjura de la plantilla, que ahora sí ve la oportunidad de Montilivi como una de las últimas a las que agarrarse para virar el rumbo en las siete jornadas que restan para cerrar este sufrido ejercicio 2018/2019.

Calleja intentó tras el 1-3 ante el Valencia extraer conclusiones positivas a las que se puedan agarrar sus jugadores. Los primeros 75 minutos de la ida de los cuartos de final de la Europa League es «el espejo». Pero en el conjunto amarillo tampoco se elude la autocrítica. «Se ha demostrado que en los partidos no basta con ser superior al rival. Hay que plasmarlo también con goles», dice Vicente Iborra. Como portavoz del vestuario, el centrocampista marcó la línea a seguir desde el pitido final del inglés Michael Oliver el pasado jueves en La Cerámica. «Ya habrá tiempo de pensar en Mestalla. Ahora solo nos preocupa el partido ante el Girona. Va a ser muy importante», recalca Iborra, que espera que el Villarreal solvente los agujeros de los últimos minutos y que han impedido, consecutivamente, sacar mejores resultados ante Celta, Barça, Betis y, el jueves, Valencia. «Es cierto que hemos encajado mucho en los últimos minutos; es algo que tenemos que trabajar y mejorar», sostiene.

LA AFICIÓN RESPONDE / El equipo no sufrirá solo en Girona. Con él se desplazarán entre hoy y mañana unos 300 seguidores que insuflaran ánimos al Villarreal desde la grada de Montilivi. Finalmente, se han quedado sin vender en la taquilla de La Cerámica un centenar de las entradas facilitadas por el club catalán para esta cita clave en la zona baja. Así, unos 200 groguets viajarán el mismo domingo hacia Girona en los tres autobuses fletados por la Agrupació de Penyes. Allí se unirán a otro centenar de aficionados, parte de ellos acompañantes del equipo en el chárter que despegará esta tarde desde el aeropuerto de Castellón.

La de mañana será la segunda visita de los amarillos a Montilivi en Primera, pero la trascendencia superará con creces al hasta ahora primer y único precedente entre ambos rivales directos en la máxima categoría. Esta vez Bakambu —autor del doblete del 1-2 de la pasada Liga— no está. Los Toko Ekambi, Bacca, Gerard, Samu... aspiran a emularle.