Qué rabia! ¡Qué impotencia! ¡Qué injusto fue el fútbol con el Villarreal! No fue esa noche mágica esperada y buscada desde el minuto 1. No se les puede pedir más a los 14 jugadores que defendieron anoche la camiseta amarilla. Ni tampoco a su entrenador que hizo todo lo que estuvo en su mano para voltear esta eliminatoria que se ha llevado el equipo que menos méritos ha contraído. Pero sí, el fútbol es así. Pero la falta de gol del Submarino fue alarmante porque generó oportunidades de todos los colores con un Manu Trigueros excelso y magistral y con el corazón y el empuje de un cántabro que se dejó el alma como Álvaro González. Ese sí es el Villarreal que todo el mundo quiere.

Ahora la Copa del Rey es historia y hay que esperar que la fortuna que faltó anoche sea devuelta en la Europa League, la competición que volverá a entrar en escena el próximo mes de febrero y en la que el Submarino quemará todas sus naves para que esta temporada sea, por fin, la primera con los amarillos en una gran final.

El Villarreal fue a por todas ayer en el Estadio de la Cerámica. Javier Calleja apostó por un once plagado de titulares y que denotaba la ambición del entrenador por no perpetuar la leyenda negra en el torneo del KO. Ambición del técnico y también de los jugadores amarillos en su puesta en escena frente al Leganés. Pero anoche se toparon contra un rival que renunció a jugar en todo momento y que plantó una barraca de dimensiones monumentales delante de la portería de Champagne. Y, además, le dio otra vez varias vueltas a ese trébol de cuatro hojas que saca a relucir cuando se enfrenta a los amarillos.

CHAMPAGNE, DECISIVO / El Villarreal lo hizo todo. Movió el balón de lado a lado con paciencia, pero las ramas de los árboles, en forma de futbolistas del Leganés, le impidieron ver el bosque, es decir, la portería de Champagne, decisivo en la recta final para que el Submarino se quedara en la orilla. Unas veces por las excelentes intervenciones del guardameta argentino del conjunto pepinero, otras porque el turco Enes Ünal y Pablo Fornals se mostraron muy desacertados y apuntaron al muñeco, y otras porque no la acumulación de hombres en el área lo impidió.

El partido fue un monólogo de color amarillo. La primera parte transcurrió con el terreno de juego totalmente decantado hacia el fondo norte donde atacaba el Villarreal y en el que construyó su muralla el equipo pepinero. Calleja había pedido paciencia y cabeza a sus hombres en la previa del encuentro. Y estos cumplieron, pero el Leganés volvió a sacar el máximo beneficio a su pobrísima inversión. Igual que en la ida de Butarque, cuando los amarillos estaban totalmente lanzados a por ese gol que igualaba la eliminatoria de los octavos de final de la Copa, una contra muy bien llevada por el Lega —y muy mal defendida por parte del Villarreal— concluyó con un tiro cruzado de El Zhar que plasmaba la cara más injusta del fútbol y hundía al Villarreal en la impotencia. El guión era calcado al de la ida pero todavía más sangrante, porque solo los locales propusieron jugar al fútbol. Y el primer acto concluyó, increíblemente, con ventaja visitante.

GOL PARA CREER / El Villarreal salió tras el descanso totalmente enchufado. Su GPS marcaba insistentemente una dirección: la portería del Leganés. Y vuelta a empezar. Dominio absoluto del balón de los amarillos. Y cuando menos se esperaba cayó el gol que abría la puerta a una posible remontada. Dani Raba, a los dos minutos de la reanudación, logró lo que parecía imposible y batió a Champagne. Quedaban 43 largos minutos por delante y el milagro cambiaba de denominación y se quedaba en la categoría de objetivo muy difícil.

No se les podía pedir mas a los jugadores del Villarreal Lo pusieron todo sobre el campo: fútbol y coraje. Pero este deporte solo premia la efectividad y en esa faceta anoche el Submarino fue un auténtico desastre. Tampoco se le puede exigir más valentía y ambición a Javier Calleja. Cada cambio que efectuaba era un giro de tuerca para hacer más ofensivo a su equipo. Samu Castillejo, Roger Martínez y Cheryshev. Y del 4-4-2 se pasó a concluir el compromiso con un 3-4-3. Pero no era el día, porque ocasiones hubo de todos los colores. Manu Trigueros ofreció un auténtico recital de cómo se juega al fútbol. Pero el balón se resistía a entrar en la portería.

EL ACOSO FINAL / El anhelado 2-1 llegó demasiado tarde, a tan solo dos minutos del 90. El gol lo marcó Cheryshev pero ayudado por el corazón de todos sus compañeros que pelearon a muerte por la remontada en la eliminatoria. Apenas dos minutos más los cuatro de descuento. Y el guión continuaba repitiéndose. Asedio total, con Mariano Barbosa ya incrustado entre sus diez compañeros para buscar un remate en el área visitante, y defensa numantina del Leganés. El Villarreal acabó muriendo antes de llegar a la orilla. Injusto mucho, pero no se puede fallar tanto cara a puerta. La sombra de Bakambu fue demasiado alargada anoche.

El gafe de la Copa del Rey continúa vivo en el conjunto amarillo, que a partir de hoy estará obligado a olvidar la decepción y a centrarse en la visita del sábado al Santiago Bernabéu. La primera victoria de los amarillos en el feudo merengue no se celebraría como un título... pero casi.