El Castellón está en la cuarta categoría del fútbol español, es así, como también lo es que su presupuesto está muy por encima de la inmensa mayoría de sus rivales del grupo VI de Tercera División. Tan cierto como que en el fútbol igualado de hoy en día, ganar partidos de forma consecutiva es igual de difícil o más que en la historia reciente, así que no hay que restar valor a los siete triunfos que ha enlazado, bajo el mando de Kiko Ramírez.

A estas alturas, el Castellón se encuentra en una situación similar a la de hace un año a estas alturas (bueno, enero ya estaba algo más avanzado), pero aquel equipo de Ramón María Calderé, claramente de menos a más, había protagonizado un esprint final al término de la primera vuelta que, incluso, le alcanzó para ser campeón de invierno. La espectacular dinámica del ahora no le ha permitido disfrutar de una situación tan ventajosa en lo clasificatorio, pero sí le permite estar en disposición de asaltar, el domingo en Castalia frente al Rayo Ibense, la segunda mejor racha de victorias seguidas.

IR UN PASO MÁS ALLÁ // Así que el récord que se le resistió a Calderé (y a Rubén Suárez, y a Álvaro Negredo...) puede ser conseguido por este Castellón 5.0 de Tercera División. La primera vez que encadenó ocho victorias fue en la temporada 57/58, ganando entre las jornadas 4 a 11 (ambas inclusive). Siete años después, los albinegros no solo alcanzaron ese espectacular registro, sino que lo superaron, en el arranque de la temporada 64/65, llegando a la docena, que es el tope histórico en los anales de la entidad.

Por ahora, los siete sirven para igualar lo logrado tanto la pasada campaña como en la 68/69, siempre en Tercera, que era, realmente, la tercera categoría del fútbol español, hasta la aparición de la Segunda B (sucedió en 1977).

LA TRANSFORMACIÓN // La destitución de Calderé, al cabo de la 10ª jornada, permitió la llegada de un por aquí desconocido Kiko Ramírez que, tras un relevante triunfo en Torrevieja (0-1), se la pegó en su estreno en Castalia (1-2, ante el Orihuela). Desde entonces, a base de remontadas agónicas, de ganar partidos que tenía perdidos a poco del final, le ha permitido sumar un total de 24 puntos sobre 27 posibles, recortando hasta 11 posiciones (88,89%).

A la llegada de Ramírez, el Castellón promediaba 1,1 goles por encuentro, cifra que ha doblado (ahora son 2,22). Situación que ha sucedido a la inversa respecto a la portería defendida por Álvaro Campos, que ha pasado de 1,5 goles en contra, a 0,89. H